Pereiro critica con dureza que Rasmussen sea expulsado sin haber dado positivo y lo compara con el caso de Floyd Landis, que sigue sin resolverse un año después
27 jul 2007 . Actualizado a las 02:00 h.castelsarrasin | Óscar Pereiro bajó del autobús del Caisse d'Epargne sin su habitual sonrisa. «No sé adónde va a parar esto. Éste está siendo mi Tour más triste», reconoció antes de dirigirse hacia la zona de salida de la etapa. El gallego criticó sin tapujos la expulsión de Michael Rasmussen. Nota que el ciclismo se derrumba bajo sus pies. Ayer fue el ciclista más duro con lo acontecido en la Grande Boucle. «Que te manden a casa sin haber dado positivo no tiene ni pies ni cabeza», indicó. Además, el gallego encuentra una comparación odiosa, la del caso Rasmussen con el de Floyd Landis. «No puedo entender cómo se puede echar a un líder de esta manera y, sin embargo, transcurra un año sin que crucifiquen a otro corredor que sí dio positivo. Está claro que el Tour elige a sus ganadores», indicó.
«Estoy muy quemado. Creo que no debería tomar la salida en esta etapa. Yo no estoy de acuerdo con todo este circo», explicó antes de subirse a la bicicleta. El ciclista no ocultaba su decepción con la carrera en la que más ha brillado: «Desde mi punto de vista, el Tour ya no es lo que era».
El corredor de Mos puso de manifiesto la indefensión de los corredores ante cualquier tipo de acusación. «Hay que condenar a los que se saltan las normas, pero no señalar a la gente a la ligera. Si realmente hay algo serio contra Rasmussen, pues que la UCI o quien tenga competencias lo expulse», manifestó. «A partir de ahora, yo preguntaré si puedo venir al Tour de Francia, porque si te señalan con el dedo, al final te van a eliminar. Está claro que hay unas normas que cumplir. Pero aquí parece que a todo aquel que señala el Tour con su dedo hay que crucificarlo por lo que sea y ya se buscarán después motivos», agregó. Añadió que a Rasmussen se le podía haber comunicado su expulsión «tres días antes para que su equipo se ahorrara sufrimiento».
Indefensión para unos y cautela para otros. A Patrice Clerc, presidente de la empresa que organiza el Tour, se le recordaba ayer que la norma dice que eludir dos controles no debe ser castigado de este modo. «El reglamento no es la cuestión de fondo», indicó. Sí que ha sido, sin embargo, el tema capital en la dilatación del caso Landis. «No depende de nosotros, porque hay que respetar unos trámites», insistía hace poco Christian Prudhomme, director de la prueba. El año pasado el laboratorio conocía el positivo de Landis por testosterona desde el viernes anterior a que concluyera la carrera. Sin embargo, fue el ciclista estadounidense y no Pereiro el que llegó a los Campos Elíseos vestido de amarillo. El corredor del Caisse d'Epargne ya no vivirá nunca ese momento. Un daño irreparable. Pero el Tour, más bien pasivo con respecto a Landis, ha sido fulminante con Rasmussen.
«Creo que no me darán el Tour»
El gallego rezuma escepticismo cuando habla sobre su proclamación como vencedor del Tour 2006. «Creo que no me darán nunca el maillot amarillo», dijo ayer.
Pereiro lamenta su situación particular y también es pesimista sobre los derroteros por los discurre el ciclismo. «En el fondo, veo que hay mucho morbo en todo esto, es lo que me fastidia. Este tema vende más que nada y al final parece que los culpables de todo somos nosotros. Estoy viendo estos días cámaras y medios nuevos que han llegado aquí desde el positivo de Alexander Vinokourov», explicó.
Cree que, por lo menos, los corredores siguen viendo gran cantidad de gente en las carreteras, hecho que valora como un pequeño salvavidas. Pero no ve remedio fácil a la encrucijada ciclista. «La única solución es cerrar este circo», concluyó.