Lleva siete jornadas sin conocer la derrota.
19 nov 2007 . Actualizado a las 15:48 h.El Celta de Vigo, poco a poco, empieza a carburar. El equipo gallego se acerca a los puestos de ascenso después de encadenar siete jornadas sin conocer la derrota y alzarse al sexto puesto de la clasificación, a sólo cuatro puntos de los puestos de ascenso.
La llegada de Juan Ramón López Caro al banquillo celeste, así como el indulto a jugadores como el argentino Matías Lequi, el chileno Pablo Contreras o el goleador Jesús Perera, ha relanzado al equipo vigués tras un inicio titubeante en Segunda División con Stoichkov en el banquillo.
López Caro llegó al Celta con la temporada empezada para enderezar el rumbo de un equipo que no sabía a que jugaba. El experimento de Hristo Stoichkov como técnico no funcionó en Vigo, pues el ex seleccionador búlgaro, que sustituyó a Fernando Vázquez, no logró salvar del descenso al conjunto gallego.
Pese a todo, el consejo de administración celeste continuó confiando en Stoichkov como el entrenador idóneo para devolver al club a Primera División, aunque la paciencia de los dirigentes del Celta aguantó siete jornadas.
A pesar de que se intentó «vender» su cese alegando «motivos personales» del búlgaro, la realidad demostró que la falta de un estilo de juego, patente con el baile de sistemas, y los malos resultados obligaron al Celta a prescindir de un técnico que ya no ilusionaba en Balaídos.
Para retomar el vuelo, el Celta apostó por un técnico con experiencia como López Caro. A su llegada a Vigo, el técnico lebrijano lo primero que hizo fue recuperar a los jugadores ignorados por Stoichkov: el central Matías Lequi, el delantero Jesús Perera y, en menor medida, al también zaguero Pablo Contreras.
El ex entrenador del Real Madrid y Levante, aprovechó la lesión del boliviano Juan Manuel Peña, devolvió los galones de la defensa a Lequi, y el argentino, que como él mismo ha confesado ha recuperado la «ilusión» con el cambio de entrenador, ha correspondido a la confianza.
Lequi se ha convertido en uno de los fijos en el once titular, formando pareja en el centro de la zaga con el ex jugador del Real Madrid, el gallego Rubén González.
Pero, sin duda, el jugador que ha sido clave en el resurgir del Celta ha sido Jesús Perera. El delantero pacense, que hace apenas un mes deseaba que llegase diciembre para poder buscar una salida, ha vuelto a sonreír.
El único de los ídolos de la afición celeste que permaneció en Vigo a pesar del descenso -tras la marcha de Borja Oubiña, Ángel López y, sobre todo, el argentino Gustavo López- ha sabido aprovechar las ausencias del internacional chipriota Yiannis Okkas para reivindicarse y demostrar que todavía tiene mucho fútbol en sus botas.
Precisamente, un tanto del atacante extremeño el domingo en el Rico Pérez al inicio del segundo tiempo, tras un preciso centro de Roberto Lago, catapultó al Celta a la zona alta de la clasificación, demostrando que el equipo ha recuperado la fe en sí mismo y se ha convencido de que puede soñar con el ascenso.
En este sentido, López Caro parece haber cambiado la mentalidad de la plantilla celeste, pues además de los «olvidados» en la etapa de Stoichkov, otros futbolistas como Jorge Larena o el uruguayo Fabián Canobbio han empezado a explotar y se están convirtiendo en jugadores indiscutibles para el técnico andaluz.
El nuevo Celta ganó en orden y capacidad de sufrimiento de sus futbolistas, aunque todavía tiene una cuenta pendiente: Balaídos. En casa, al equipo le está costando ganar, como lo demuestra el hecho de que López Caro aún no haya celebrado un triunfo ante su afición.
Una circunstancia que no parece preocuparle demasiado al entrenador sevillano, porque Caro ha dejado claro en varios ocasiones que no ve a ningún equipo en Segunda División con el «ritmo de juego» del Celta, de ahí que asegure que «romper» el maleficio de Balaídos es cuestión de tiempo.
Una objetivo que los celestes intentarán conseguir el próximo domingo con la visita a Vigo del Gimnástic de Tarragona, otro recién descendido que ha encadenado tres jornadas sin perder, antes de viajar a Málaga para enfrentarse al líder de la categoría.