El ex delantero del Dépor acaba de finalizar su tercer concurso en un deporte con el que llena el vacío que le dejó el fútbol
16 dic 2008 . Actualizado a las 17:21 h.Manteca Martínez ha vuelto al panorama deportivo internacional. Lo hace lejos de un campo de fútbol. En el mar. Al mando de una motonáutica. Y su regreso ha sido por la puerta grande, disputando el Mundial de la especialidad. Aunque lleva tres años compitiendo a un alto nivel, su rendimiento se asemeja más al que dio en el Deportivo, que al que lo encumbró en Boca. Pero eso no lo desanima. Cree que con una moto mejor, podría parecerse más al hombre que encandiló durante tantos años la Bombonera y que se convirtió en el séptimo goleador de la historia del club bonaerense.
Con unos cuantos kilos más encima y la misma ilusión que cuando era futbolista, Manteca disfruta a sus 39 años su segunda juventud. «Las motos de agua siempre me gustaron y una vez que me retiré pude dedicarme a ello con más tiempo». Desde que comenzó su nueva aventura ya ha ganado alguna prueba, pero cree que lo mejor está aún por llegar. «El año que viene competiré con una moto más potente y tendré posibilidades de luchar por alguna etapa del Mundial», explica.
Casi diez años después de abandonar A Coruña, el hombre que le costó a las arcas del Deportivo 500 millones de pesetas en 1997 no olvida la que fue su «peor etapa como futbolista», pero que le sirvió para «conocer una gran ciudad y hacer grandes amigos». El uruguayo adopta la máxima de que la distancia hace el olvido y por eso ha apartado de su mente aquellos malos momentos.
Recuerdos coruñeses
«Lo pasé mal, porque la gente no entendía que no era culpa mía la situación. Como demostré después en Nacional, no se me había olvidado jugar al fútbol. Pero ahí no tuve suerte. Luego se unió el problema para cobrar, la denuncia al Deportivo...», explica.
Pero en su mente también hay buenos recuerdos. «Viví cosas bonitas. Quizá lo más lindo que vi en una cancha fue el día que mis compañeros saltaron al campo con una frase de apoyo hacia mí en sus camisetas. Formábamos un gran grupo. Había gente extraordinaria con la que nos juntábamos con las familias para hacer asado. Fue duro, pero al mismo tiempo pasé momentos muy buenos», señala.
Pese a los malos instantes vividos, Manteca conserva un especial cariño por la ciudad. «Hace dos años pasé ahí unos días, porque quería que mis hijos conocieran una ciudad en la que vivieron. Habíamos hecho amistad con una familia y nos reencontramos. No será mi última visita, ya que tengo intención de ir en breve», comenta.
Porque Manteca tiene ganas de pilotar una moto por aguas coruñesas. «Cuando estaba en el Deportivo lo estaba pasando tan mal que mi cabeza no estaba para esas cosas. Pero con la maravilla de mar que tienen ahí, me encantaría poder practicar», subraya, el ex ariete blanquiazul.
Aunque no se identifica con el actual equipo coruñés, Manteca todavía ve algún encuentro por la televisión. «Prefiero ver partidos en los que juegan algunos amigos. De la actual plantilla, prácticamente no conozco a nadie. Pese a todo, alguna vez lo veo, aunque no me atrevo a analizarlo. Lo seguí contra el Málaga y creo que tuvo mucha suerte, pero solo fue un partido», confiesa.
Porque cualquier tiempo libre que tiene, Sergio Martínez sigue dedicándolo al balompié. «Las motos es una gran afición y algo que me motiva mucho, pero el fútbol ha sido mi vida. Lo he dado todo por jugar y me ha devuelto muchas cosas. Si no hubiera sido futbolista, no me imagino qué otra cosa podría haber sido. Quizá nada. Hay gente que nace para cumplir una misión y la mía fue jugar al fútbol», sentencia.