Maikel, delantero gallego de larga trayectoria en el fútbol español, revive en Santiago los problemas económicos que sufrió en Toledo, Jerez, Lorca y Benidorm
17 dic 2008 . Actualizado a las 17:19 h.Cuando hace diez días la plantilla del Ciudad de Santiago planteó un ultimátum, motivado por las preocupantes expectativas económica del club, varios de los futbolistas ya conocían los sudores y los temores que afloran en ese tipo de contingencias. Pero ninguno como Maikel. Podría decirse que el fútbol ha sido puñetero con el pichichi verdiblanco, un jugador al que se le adivinaba un futuro más que prometedor en sus inicios. Fue precisamente hace algo más de tres lustros, a los quince años de edad, cuando debutó en Tercera División, en las filas del Arousa. Dos campañas después firmó por el Deportivo y en el filial siguió acreditando sus condiciones de goleador. El 26 de mayo del año 96 debutó en Primera en un partido Deportivo-Barcelona. Entró por Bebeto. Pero no acabó de instalarse en la élite y optó por probar fortuna en el Toledo, en busca de minutos y gloria.
Toledo, 1998-99
Nunca estuvo tan cerca el Toledo de la Primera División. Allí coincidió Maikel con Unai Emery, actual entrenador del Valencia. Dirigía al equipo Gregorio Manzano, cuando empezaba a coger fama como técnico metódico. Al equipo se le escapó el ascenso en la última jornada. Los recuerdos deportivos son buenos. Los económicos, no tanto. «Hubo cambio de directiva -rememora Maikel- y al final nos dieron unos pagarés que venían de vuelta». Fue la primera experiencia amarga, cuando todavía era un veinteañero. Y, desafortunadamente para él, no acabaron ahí los sinsabores.
Xerez y Getafe, 1999-2001
En Toledo cogió la carretera de Andalucía para recalar en el Xerez, en la etapa del polémico Luis Oliver al frente del club, en Segunda B. Había estrecheces económicas y se fue cedido al Getafe. Y mientras sus compañeros en el conjunto madrileño no tenían problemas de cobro, a Maikel le tocó pasar una odisea porque el contrato de cesión especificaba que debía cobrar de las arcas andaluzas. Regresó a Jerez el mismo año que Schuster cogió las riendas. No convenció al alemán. De hecho, solo disputó cuatro minutos en un partido oficial. «En enero, para poder firmar por el Compos, tuve que perdonar el contrato», indica el ariete. Otra muesca amarga en la culata. Así llegó por primera vez a San Lázaro, mediada la campaña 2001-02.
Compostela, 2001-2003
Recaló en un Compos que durante muchas temporadas pagó puntualmente pero que en esa época empezaba a dar síntomas de agotamiento. Había ya una nómina pendiente. El equipo ascendió, en buena medida gracias a los goles de Maikel. Y, derivando a la campaña siguiente algunos pagos, salvó la situación. El curso 2002-03, en Segunda, batió registros. «No recuerdo bien -apunta-. Aquel equipo cobró solo una o dos mensualidades y al final fuimos novenos. Yo no denuncié porque para poder fichar por el Terrassa tuve que perdonar el contrato».
Terrassa, 2003-2005
Su periplo catalán tuvo algo de oasis. En el plano deportivo no le fue tan bien como esperaba, pero al menos pudo disfrutar de un par de campañas tranquilas en el apartado monetario.
Tenerife, 2005-06
En las llamadas islas afortunadas las mensualidades continuaron llegando con normalidad. Pero aun así, volvió a conocer un episodio poco gratificante. Le faltaba un gol para cobrar una bonificación que constaba en su contrato. En el último partido de Liga, frente al Albacete, fue convocado pero no alineado.
Lorca, 2006-07
En Lorca también acabó con problemas. «Algunos compañeros aún no han cobrado. Yo, al final, tuve suerte».
Benidorm, 2007-08
Otra historia conocida. «Aún estoy esperando que me paguen. No los denuncié, y ahora... Eso me pasa por fiarme».