Silva se deja querer por la Juve en plena crisis del Valencia

Colpisa

DEPORTES

14 mar 2009 . Actualizado a las 03:01 h.

Jugar en la Juventus, «¿por qué no?». En plena crisis económica, institucional y deportiva del Valencia, que hoy afronta una final en Mestalla contra el Recreativo, el grancanario David Silva se deja querer por la Vecchia Signora y alimenta la tesis que esgrimen los convencidos de que el club che tendrá que vender a sus figuras el próximo verano para poder sobrevivir. El internacional español dejó la puerta abierta a un hipotético cambio de aires en unas manifestaciones publicadas ayer por La Gazzetta dello Sport .

En Italia se da por hecho que Silva es la primera opción del club piamontés para reemplazar al checo Pavel Nedved, quien colgará las botas a final de curso. Silva posee contrato hasta el 2013, una cláusula de rescisión de 90 millones de euros, y el Valencia podría propiciar el traspaso en el marco de un plan de saneamiento económico. Su agujero supera los 400 millones de euros y a los jugadores se les adeuda una parte de la ficha que debían de haber percibido el 1 de febrero.

«La Juventus tiene muchos campeones y puede apuntar alto. Es un gran club, posee prestigio y nivel internacional. Ha sido eliminado de la Champions por el Chelsea pero se fue con la cabeza alta. Esa competición es también mi sueño. Alzar esa copa tiene algo mágico», subraya el enganche de Arguineguín, quien se confiesa un admirador de Del Piero, el capitán juventino, y el rossonero Pirlo.

Su gran ídolo, sin embargo, es Michael Laudrup. «También él ha jugado en la Juventus, ¿verdad? Extraña coincidencia. Yo, sin embargo, me enamoré de Laudrup viéndole jugar en la Liga española. Clase más elegancia», subraya Silva en la prensa italiana en referencia al gran danés.

Sucesor de Nedved

El canario elude compararse con Nedved, a quien considera «un grande» del fútbol europeo que, «por cómo pelea en el campo, todavía parece un joven pese a sus 36 años. ¿Por qué quiere retirarse?», se pregunta.

Mientras Silva se plantea el futuro, Unai Emery se centra en la cruda realidad y aboga por «recuperar la unión y el compromiso» para superar un mal momento y poder batallar por entrar en Champions, zona de la que ahora le separan seis puntos y cuatro equipos. Se queja el técnico guipuzcoano de la tendencia de la plantilla a «bajar los brazos» y llama a «trabajar, luchar y ofrecerse para voltear a la situación».

Emery se niega a admitir que la «delicada» situación financiera haga mella en el rendimiento, rechaza «rotundamente» haber perdido autoridad en el vestuario, pero admite que «las personas tienden a acomodarse», y sus jugadores «también». «Hay que estar encima, pero igual que en otros equipos o profesiones», apostilla.