Una doble operación puede precipitar la retirada de Charly

S. Fest

DEPORTES

18 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Símbolo del tenis español en los noventa, Carlos Moyá está más cerca de la retirada que de volver a jugar. Hoy se someterá a una doble operación con la esperanza de despedirse en el 2010 a buen nivel. «Serán siete u ocho meses de baja en total, y soy consciente de que a estas alturas no es fácil. Sé que pueden pasar muchas cosas», admite Moyá.

La melena que lo hizo famoso cuando asombró al mundo jugando la final del Abierto de Australia en 1997 está nuevamente ahí, aunque, a sus 32 años, ya no sea exactamente el mismo Moyá. «Ya no tiene cara de niño», comenta al pasar una fan de la primera hora.

Número uno del mundo durante dos semanas en 1999, campeón de Roland Garros en 1998 y ganador de 20 títulos y de más de 13 millones de dólares en premios oficiales, Moyá fue clave en la explosión del tenis español en los noventa, cabeza de una generación que incluyó a Álex Corretja, Albert Costa, Félix Mantilla y, más tarde, a jugadores como Juan Carlos Ferrero, David Ferrer o el propio Rafael Nadal. Quizá por eso no quiere rendirse ante las dos operaciones de hoy, una de artrosis en un pie y la otra en el isquiotibial. «Mi pie está viejo ya, ¡tiene como 80 años!», dice, y ríe. «La idea es operarme para despedirme como yo quiero».

Último partido en febrero

Pero las dudas son evidentes. Jugó su último partido a finales de febrero, al caer en la segunda ronda de Acapulco ante Pablo Andújar. Todo indica que este año no jugará, y si decide volver al circuito en enero del 2010, con un ránking protegido de 51, que le permitirá ingresar en cualquier torneo, habrá pasado casi un año desde su último partido. «Está claro que hay dudas, me tengo que convencer de que me queda tenis. Y realmente lo creo», admite Moyá, que no está especialmente ansioso de sumergirse en la otra vida , esa que cualquier deportista multimillonario retirado puede disfrutar como no lo haría casi ningún mortal.

«Creo que conozco bastante la otra vida, en ese aspecto no hay prisa para hacer nada, ni temo que me pueda desenganchar del tenis. Pero quiero volver si estoy en condiciones y me veo capaz de aspirar a algo».

La relación con el argentino Luis Lobo, el entrenador que reverdeció la carrera de Carlos Moyá en los últimos años, llegó a su fin y el tenista no no sabe si volverán a formar un equipo. «Cuando llegue el momento, él esté libre y yo considere que él es la persona para ayudarme, a lo mejor, sí. Pero esto da muchas vueltas.

Mientras llega el regreso con el que sueña, Moyá no está ocioso. El megagimnasio del que es dueño en Palma de Mallorca funciona sin problemas, aunque en estas semanas su tiempo está ocupado sobre todo por la sociedad que formó para involucrarse en el mundo de la comunicación. Aunque, insiste, su intención es despedirse del tenis como corresponde a una estrella.