Rodillas al suelo y rostro de felicidad, Rafa Nadal celebró ayer a lo grande su triunfo sobre Novak Djokovic en el Foro Itálico. Por momentos se vio incapaz de domar el tenis arriesgado, al límite, del serbio, al que le salía todo, pero incluso frente a un rival en estado de gracia salió airoso del apuro y ganó por 7-6 (2) y 6-2. El mallorquín, después de tres torneos ganados en tres semanas, después de poner a sus pies Montecarlo y Barcelona por quinto año consecutivo, también eleva el listón en Roma. Tres títulos habían ganado allí Jaroslav Drobny, Martin Mulligan y Thomas Muster. Hasta que ayer el español elevó la apuesta para que la historia la juzgue.
El Foro Itálico acogía un partido grande. La primera vez que enfrentaba a dos campeones de Roma en la final desde 1978, cuando Bjorn Borg derrotó a Adriano Panatta.
Oportunidades perdidas
Abandonado por su dejada, por el juego cortado y por los recursos con que aliñar su emboscada a Djokovic, Nadal pudo gobernar el partido sin problemas durante una hora. Así llegó al 5-3 cuando desperdició su primera bola de set. El serbio se agrandó entonces. Quizá con un planteamiento suicida, de los que brindan momentos brillantes pero casi nunca conducen al triunfo. Teatral, tan pronto rompía una raqueta como ofrecía golpes espectaculares y los celebraba golpeando con el puño su pecho. Hasta que llegó el tie break . Entonces Nadal dijo basta. Un par de errores confirmaron que la ruleta rusa a la que se había entregado el serbio no era un buen plan a largo plazo.
Nadal aplicó su rodillo en el segundo set. Aunque Djokovic regalase algunos momentos brillantes en una pista como la de Roma, más rápida entre las de tierra, que le concedía más opciones ante el español. El público agradeció su tenis, sus bromas y sus gestos. Mientras que el español, el nuevo hombre de hielo, la más fiel reencarnación de Bjorn Borg, seguía impasible hacia el triunfo. El serbio, que no ganó nunca al mallorquín en tierra, tendrá que esperar una nueva oportunidad.
Nadal sale de Roma reforzado como número uno, con casi mil puntos más, pues en la anterior edición había perdido en segunda ronda contra Juan Carlos Ferrero. El jueves se cumplirá un año desde aquel partido, su última derrota en tierra batida. Desde entonces ganó 71 sets y solo cedió cuatro. Y desde el 2005 arroja un balance asombroso de 147 triunfos y cuatro derrotas en su superficie favorita.
Con su quinto título de la temporada, Nadal se tomará ahora unos días de descanso en Mallorca. El jueves viajará a Madrid para atender los compromisos publicitarios previos al Masters 1.000 que este año se celebrará en tierra.