Con todo preparado para celebrar una histórica clasificación para la Liga de Campeones, el Atlético no podía fallar en el partido ante el Almería, que delimitaba la frontera entre el éxito y el fracaso y no lo hizo (3-0). Dos golazos de Agüero y Forlán sellaron el camino hacia la previa de la Champions. Los gritos de «¡Uruguayo, uruguayo!», con el Calderón puesto en pie, volvieron a resonar en el estadio rojiblanco para premiar al máximo goleador de la Liga.
Nunca había conseguido el Atlético dos pasaportes consecutivos para la máxima competición, ni en la antigua Copa de Europa, ni en la Liga de Campeones. Un paso más para intentar volver a ser un grande.
El Atlético ha cumplido el objetivo que se había marcado a principios de temporada, y sin necesidad de sufrir en el partido de la verdad. En ningún momento, lo que ya es noticia con este equipo, que cada vez es más fiable y menos imprevisible con su demoledora dupla ofensiva.
El Almería de Hugo Sánchez, pese a que salió con entusiasmo, se rindió muy pronto, como consecuencia del genial gol de Agüero. Sin embargo, el delantero uruguayo, el verdadero crac de este Atlético, es insaciable. En el arranque de la segunda parte se sacó otro de sus zapatazos desde fuera del área para ampliar su cuenta de goles en la Liga a 32. También tiene prácticamente asegurada su segunda Bota de Oro como máximo goleador de Europa, aunque su futuro es una incógnita.
Aunque los rojiblancos continúan acusando, al igual que con Javier Aguirre, falta de elaboración en el juego, en el área rival son demoledores. Atrás, sin embargo, con Abel este equipo también es otro. Frente al Almería, sólo concedió una oportunidad de gol. Buena señal para un equipo que inicia una nueva etapa en su historia contemporánea.