El segundo fracaso del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, en la consecución de los Juegos Olímpicos le ha costado al Ayuntamiento de la capital la cantidad de 27 millones de euros (4.500 millones de pesetas), según el presupuesto que figura en el dosier de la candidatura, una cantidad muy importante si se tiene en cuenta que estaba condenado al fracaso. Una gran parte de este dinero lo aportan empresas privadas a través de diversos patrocinios, si bien el Ayuntamiento no informa de qué cantidad es la que afronta de este gasto.
Pero este dispendio y el esfuerzo de muchos políticos y deportistas no ha servido para convertir a Madrid en ciudad olímpica. Y si el regidor decide volver a optar a la edición de los Juegos en el 2020 tendrá que preparar una cantidad similar para afrontar el coste del tercer intento consecutivo.
Gallardón no tiene claro qué hacer. Cuando hace cuatro años en Singapur se llevó el primer sofocón al caer ante Londres y París, ciudades que disputaron la final, se dio un tiempo para decidir si repetiría. Casi un año más tarde anunció la candidatura, después de entrevistarse con el presidente del COI, Jacques Rogge. Sin embargo, ayer, a su llegada a Madrid, afirmó que esa decisión se tomará en el 2011.
Ya ha habido numerosas voces que se han decantado por seguir en la carrera olímpica. Entre ellas, la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que nada más caer eliminada la candidatura española se manifestó en favor de insistir en la próxima edición, para que no se perdiera los beneficios que produce haber estado presente en las dos anteriores. Una postura compartida por el cinco veces ganador del Tour, Miguel Induráin, quien aseguraba que no se puede abandonar por haber caído dos veces.
Por el contrario, hubo otras opiniones, como la de Alejandro Blanco, el presidente del Comité Olímpico Español, que prácticamente se decantaba por abandonar, seguramente descorazonado por una derrota que él ya preveía. Algunos interpretaron que Ruiz Gallardón también había tirado la toalla tras sus declaraciones nada más conocerse el fallo. En la rueda de prensa que ofreció en la sede de la candidatura en Copenhague no quiso decantarse.
Posiblemente la causa sea que no ve claro que él sea el alcalde de Madrid en el 2020, por lo que no estaría dispuesto a seguir gastando sus energías en un proyecto que se está revelando como muy complicado. Si decide seguir adelante, la candidatura olímpica le valdrá de nuevo para tapar algunos problemas que ha generado en la capital del estado, como la fuerte subida de impuestos.
Varapalo a Samaranch
Otro de los que sufrieron el viernes un fuerte varapalo fue Juan Antonio Samaranch. El ex presidente del COI hizo una fuerte apuesta en favor de Madrid, hasta el extremo de que en su turno de defensa de la candidatura pidió a sus antiguos compañeros que votaran lo que les pedía porque le quedan pocos años de vida y le encantaría volver a ver unos Juegos en su país.
«Ustedes saben que estoy muy cerca del final, tengo 89 años. Permítanme pedirles que consideren el honor que sería para nosotros organizar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del 2016», dijo el durante 21 años presidente del Comité Olímpico Internacional.
El mensaje cayó como una piedra para algunos de los participantes en la votación de Copenhague. «Fue un error de Samaranch hacer esa apelación. Madrid perdió algunos votos allí», dijo ayer en Copenhague un miembro del COI.
Anita Defrantz, miembro estadounidense del Comité Olímpico Internacional, cree en cambio que Juan Antonio Samaranch conoce demasiado bien a los integrantes del organismo que controló entre 1980 y 2001, y recuerda que el brasileño João Havelange también se pasó de la raya.