El danés, que lideraba el Tour del 2007 cuando fue expulsado por evitar dos controles, corre con el Tecos mexicano y es el primer líder de la Vuelta a Chihuahua
06 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.En el Teatro de los Héroes, entre bambalinas, los ciclistas esperaban. «Está muy fino», decía uno. «Para mí, demasiado», comentaba otro. «No, así de finos deberíamos estar nosotros», apuntaba un tercero subrayando su comentario con una sonrisa.
Las miradas escrutaban a Michael Rasmussen en la presentación de la Vuelta a Chihuahua. El danés que ganó la montaña del Tour en el 2005 y fue expulsado del Rabobank en la ronda francesa en el 2007 cuando era líder por ocultar su paradero y evitar dos controles antidopaje. Más tarde, el diario L'Equipe publicó que en los test del danés había rastros de dynepo, una variante del epo producido a partir de células humanas. Pero, a instancias legales, no podía considerarse un positivo. Finalmente, fue castigado con dos años de suspensión. El pasado 25 de julio cumplió su sanción. Esta temporada regresó con el maillot del Tecos mexicano. Y ya es el primer líder en Chihuahua.
Dura ascensión
Albi. Etapa 13 del Tour 2007. Entonces fue la última vez que Michel Rasmussen participó en una contrarreloj en la élite. Con 35 años, ganó en la prólogo de la carrera chihuahuense, 4,2 kilómetros en la capital del estado con una durísima ascensión a Cerro Coronel.
En la primera mitad de la prueba, la parte llana, su crono no estaba ni por asomo entre los mejores. «No me sentí bien, sobre todo por culpa del viento», indicó. Pero explotó definitivamente en la subida.
México es, de una u otra forma, el eje sobre el que gira su vida. Se casó con una integrante de la selección mexicana de ciclismo de montaña. Fue en México donde dijo que estaba cuando se le intentó localizar para someterlo a test antidopaje. Y, ahora, intenta resucitar su carrera en este país, lejos del pelotón europeo, porque en el ciclismo las penitencias reales exceden las barreras de los castigos oficiales.
Rasmussen flirteó con el suicidio en Francia, cuando fue expulsado del Tour. «Si tuviera una cuerda en la habitación, no estaría aquí», dijo después al periódico De Telegraaf. Tras finalizar su sanción intentó participar en la última Vuelta a España. Se ofreció a distintas formaciones. «Me había preparado para esta carrera», comentó después de subir al podio chihuahuense. Pero no encontró ningún hueco. Y Unipublic mantuvo sus puertas cerradas para el Pollo. Fue el Tecos el que le abrió las suyas. El equipo mexicano lo fichó. Y, en un escenario propicio para él, pronto llegó el primer triunfo.
Vuelta a Puebla
El pasado mes de septiembre se adjudicó la general de la Vuelta a Puebla, un logro cimentado en una aplastante victoria en la etapa reina, con final en Zacapoaxtla, la sierra norte de Puebla, donde dejó al segundo, su compañero de equipo Bernardo Colex, a 9 minutos y 41 segundos, una distancia sideral.
Aquel resultado se mantenía en cuarentena. Todo le favorecía. Pero ayer en Cerro Coronel confirmó que puede vencer a rivales mayores. Dice que se siente joven y que su ambición es alcanzar el nivel que tenía antes. Aunque, de momento, con su media sonrisa, el ciclista danés apunta hacia su objetivo inmediato. Mantener el liderato en las seis jornadas que restan en la Vuelta a Chihuahua. Su nueva vida.