«La gran fuerza de Río, al margen de su candidatura, ha sido que América del Sur nunca había tenido Juegos. Si seguimos con esa teoría, ¿vamos a ir a África en el año 2020?», se preguntó ayer el presidente del COE, Alejandro Blanco. «Hay que presentarse en el momento preciso», advirtió. No es el único que piensa así. La primera lectura tras la designación de Río fue que la rotación continental favorecería a Europa en la carrera olímpica del 2020. Sin embargo, las dudas en el sistema de votación del COI empiezan a desechar esa idea y a temer un nuevo golpe de efecto.
África nunca ha albergado una cita olímpica y la designación de Río abre las puertas de la esperanza al rincón más olvidado del planeta. «Es el momento de que África presente una candidatura», declaró Frank Fredericks, presidente de la comisión de atletas del COI. Y es que ya lo dijo el presidente del Gobierno en su intervención ante los miembros del organismo olímpico: «El siglo XXI debe ser el siglo de África». De momento, Sudáfrica albergará el Mundial de fútbol en el 2010. Si la experiencia es positiva, las posibilidades para unos Juegos se multiplicarán. La apuesta más seria de una candidatura africana tuvo lugar en el 2004, cuando Ciudad del Cabo se presentó, pero no pasó el corte.
Las quejas por el sistema de votación del máximo organismo olímpico aumentaron en los últimos días. «De qué sirven los informes y las evaluaciones», se lamentaban desde la delegación española. «Parecía que tocaba ir allí [Río]», aseguró Mercedes Coghen. La otrora despreciada rotación continental aparecía así como principal culpable del descalabro madrileño. La delegación española se sentía engañada por el presidente del COI, Jacques Rogge, que les había asegurado tras la elección de Londres que la rotación continental no restaría votos a Madrid. Ahora, la historia recogerá que bajo su presidencia se celebraron los primeros Juegos en Sudamérica.