El entrenador y sus ayudantes han fomentado la unión del vestuario y la cultura del trabajo diario
19 oct 2009 . Actualizado a las 11:06 h.El Dépor perdió a sus dos máximos goleadores ligueros de la temporada pasada, Lafita y Verdú. A cambio llegaron un desconocido brasileño que a Lotina le gustó por vídeo y al club por gratuito, Juca, y un lateral que todavía no ha jugado un minuto, Angulo. Sobre el papel, la plantilla del Dépor 2009-2010 estaba unos puntos por debajo de la que rozó la UEFA y coqueteó con la Champions la campaña pasada. Sin embargo, el actual es, según los números, el mejor Dépor de Lotina. ¿Cuáles son las claves de este excelente y asombroso momento? Tanto cuerpo técnico como jugadores tienen claro que es el fruto a un largo trabajo, la recogida de la cosecha de tres temporadas, el triunfo de una filosofía de trabajo que Lotina y sus ayudantes han ido inculcando desde su llegada.
UN VESTUARIO ejemplar
Buenos chicos que no «rajan» cuando están en el banquillo
«El ambiente es muy bueno, como dicen los jóvenes, de muy buen rollo», presume Lotina. Cuando le preguntas cuál fue su peor momento en el Dépor no dice aquel en que estuvo a cinco puntos de la salvación y con la soga al cuello, sino la pelea entre Aouate y Munúa. Mantener el equilibrio ecológico en el vestuario es uno de los pilares de su proyecto deportivo. Salvo cuatro fijos (Aranzubia, Lopo, Filipe y Guardado), el resto entra y sale del once. Y no protesta, aunque sí se ha visto alguna cara enfurruñada. Pero otra cosa es rajar. Y eso nadie lo ha hecho. Ya dijo Lotina que ningún suplente se atrevería a alzar la voz «porque este vestuario no lo dejaría». «¿Quién va a protestar si los tres capitanes [Manuel Pablo, Valerón y Sergio], han estado en el banquillo y no han dicho nada?», se preguntaba hace unas semanas.
TRABAJO táctico
Un grupo que se conoce de sobra y juega de memoria
«Esto no es un milagro, es una realidad. Si llevamos unos años así no será casualidad. Somos casi los mismos y hemos estado en los buenos y en los malos momentos», apuntaba Lopo hace unos días. En efecto, el bloque de jugadores apenas ha variado en las tres últimas temporadas. El de técnicos es el mismo. Y el dibujo (4-2-2-1-1) solo se ha cambiado en contadas ocasiones en las dos últimas campañas. El Dépor juega de memoria, ha desarrollado unos automatismos a base de horas de entrenamiento en Abegondo. El equipo es un bloque que no siente las ausencias, que no depende de individualidades sino de la colectividad. Se marchó Coloccini y no decayó el nivel defensivo. Se fueron Verdú y Lafita, y el equipo parece no sentirlo. Lassad, gran revelación de la campaña pasada, no ha aparecido y el Dépor no se resiente.
SOLIDARIDAD
Diez Gatussos y un portero
«Que corra el balón y no el jugador» o «correr es de cobardes» postulan algunos apóstoles del fútbol espectáculo. El Dépor está en las antípodas de este pensamiento. Es solidario en el sudor. Juegan diez Gattussos y un portero. Hasta Sergio se ha implicado en el despliegue físico. Y qué decir de Guardado, que tras hacer miles de kilómetros en avión hace decenas en el campo. «Estamos arriba porque trabajamos como animales, no porque seamos una delicatesen», admite Lotina. Cuando no suda, cuando se lo cree y no presiona, el Dépor pierde su mejor cualidad y es un equipo del montón, como quedó claro frente al Espanyol.
TRABAJO FÍSICO
Adiós a la mochila de grasa y hola a los hábitos alimenticios
Para correr mucho, hay que estar en buen tono físico. El Dépor ha estilizado su figura en estas tres temporadas. «Cuando llegamos, el equipo cargaba una mochila de grasa. En la primera vuelta de mi primera temporada tenía demasiado peso. El porcentaje graso es muy inferior ahora. Se ha perdido grasa y se ha ganado músculo. El mérito es de Eduardo Domínguez», explica a menudo Lotina. Filipe adelgazó siete kilos en su primera temporada con Lotina, Laure tres al subir al primer equipo... Y son solo los casos que han trascendido. Además de con entrenamiento duro y gimnasio, el cuerpo técnico ha entrado a corregir los hábitos alimenticios de los jugadores: «Al principio costó, pero ahora ya están habituados», apunta Domínguez.
ESTRATEGIA
Goles de laboratorio
Seis de los once goles han llegado a balón parado. Dos de golpe franco directo, uno de falta indirecta y tres a la salida de los córneres. Lotina y Ribera trabajan la estrategia de forma sistemática. El trabajo en Abegondo no es solo de laboratorio: «Detrás de cada parada mía está Sambade», ha dicho Aranzubia sobre el preparador de porteros. Los goles a balón parado y las intervenciones de Dani han dado la mayoría de los puntos; el resto han llegado gracias a disparos lejanos (Filipe contra el Málaga y Juan contra el Villarreal), que también se practican en los entrenamientos.