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Temblor tras la confesión de Agassi

DEPORTES

Fuese por dinero o mala conciencia, las revelaciones del astro de Las Vegas siembran dudas sobre el dopaje en el tenis en los noventa y manchan su modélica imagen

16 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Primero llegó la sorpresa por la confesión de Andre Agassi de haber consumido cristal -una metanfetamina-, luego arreciaron dudas sobre qué pudo llevarle a manchar su carrera y después se desencadenó un terremoto en el mundo del tenis, que se echó encima del autor de Open: An Autobiography (Ramdom House).

Tres años después de retirarse, el primer jugador en completar el Grand Slam sobre cuatro superficies distintas -aunque en años diferentes-, inmola su imagen modélica de deportista y suelta críticas sobre rivales e intimidades de su infancia y vida familiar. ¿Por qué? «Es algo que ya no puedo guardar para mí», se justifica para desempolvar las mentiras con las que tapó su positivo en 1997 tras consumir cristal, y que la ATP aceptó. Con más de 30 millones de dólares en premios y una fortuna gracias a su carisma, niega que le mueva el dinero: «Hace muchos años que el dinero no es un problema para mí». Y atribuye su confesión al deseo de que otros eviten sus errores.

La polémica central gira alrededor de su confesión de consumir cristal en 1997, con su carrera y su vida en horas bajas. La ATP detectó un positivo, pero aceptó como explicación una carta de Agassi «llena de mentiras» para no dañar su imagen. Aseguró haber bebido de un vaso de un miembro de su equipo adicto a las drogas -citado como Slim-, cuando en realidad esnifó inducido por él una raya de metanfetamina. El tenista de Las Vegas cayó al puesto 141 del ránking y jugó torneos de segundo nivel. Pero volvió en plan estelar. En 1999 ganó Roland Garros y completó el Grand Slam. Y en el 2003 se convirtió en el número uno más veterano de la historia, con 32 años.

La ATP rechazó una excusa similar de Mariano Puerta en el 2005, cuando dio positivo por etilefrina. Pero el tenis ya había incorporado en el 2004 el protocolo de la Agencia Mundial Antidopaje. El ruso Nicolay Davydenko, séptimo del mundo y vinculado en el pasado a sobornos de apuestas por Internet, aprovechó la polémica para poner bajo sospecha a toda una generación. «Yo le diría a Andre: 'Has hecho un buen trabajo. En tu época cada uno tomaba lo que quería y ahora la gente lo sabe gracias a ti'», espetó al tiempo que reivindicó la limpieza del tenis actual.

A Agassi le llovieron críticas de Federer, Nadal, Navratilova, Safin... Sergi Bruguera incluso se postuló para recibir el oro de los Juegos de Atlanta, donde el norteamericano le ganó la final.

El consumo de cristal, muy adictivo, conlleva en Estados Unidos hasta cinco años de cárcel, aunque en 1997 la ATP solo podría haber impuesto a Agassi tres meses de sanción por tomar drogas recreativas.

Dejarse perder en Melbourne

Agassi también reveló el carácter «muy violento y colérico» de su padre, que le llegó a dar speed antes de algún partido y le hizo aborrecer el tenis de niño. Critica a rivales de su época como Pete Sampras, Jim Courier, Thomas Muster... Hasta dice haberse dejado perder en la semifinal del Open de Australia de 1996 contra Michael Chang para evitar una final contra Boris Becker, al que dice odiar. Pero muchos se preguntan: ¿habrá contado ahora toda la verdad o habrá algo más?