Carlos Lalín, pionero en la readaptación física en el fútbol español, es el encargado del penúltimo paso en la recuperación de los lesionados blancos, como Cristiano o Lass
23 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Cuando una de las estrellas del Real Madrid cae lesionada se inicia un proceso de recuperación que tiene su penúltimo paso en un gallego: el readaptador físico Carlos Lalín Novoa (Caracas, Venezuela, 1970).
El chamo , no cabe duda, es el primero en su puesto en España. Porque, antes de su llegada al Deportivo, en el año 1999, nadie en la Primera División había desempeñado la readaptación física para un club de fútbol élite de forma permanente. Y, porque nadie alcanza su nivel en el balompié español.
Hace dos años, recibió la llamada del Real Madrid en la voz del italiano Valter di Salvo para formar parte del proyecto del centro de alto rendimiento y preparación física del club blanco. Di Salvo (recomendado por el entrenador portugués Carlos Queiroz) ya no está. Pero Carlos Lalín, sí. Al menos, hasta junio del año 2011. Y estos días desempeña su trabajo al lado de los lesionados Cristiano Ronaldo y Lass Diarra.
En la trastienda de un club del impacto mediático del Real Madrid, Lalín es el único preparador físico de la primera plantilla especializado en trabajar con un futbolista lesionado hasta devolverlo a la competición en óptimo estado de forma. Es el eslabón entre el servicio médico y el cuerpo técnico.
El gallego siempre ha vivido para el deporte. Ahora, en Madrid está a punto de terminar la carrera de fisioterapia; es director técnico del Máster en Prevención y Readaptación físico-deportiva de lesiones en el Fútbol organizado por la Federación Española de Fútbol, el Comité Olímpico Español y la universidad de Castilla La Mancha; y es profesor invitado a masters y congresos relacionados con su trabajo. A corto plazo, podría añadir sus clases en el INEF de Bastiagueiro (A Coruña).
Los padres de Carlos todavía viven en Lalín, donde este ex entrenador superior de natación jugó en el equipo de balonmano de División de Honor durante una década desde su llegada (1983). Se mudó a A Coruña para completar su formación y entrenó al OAR durante cuatro años. Su carrera deportiva estuvo marcada por las lesiones de rodilla, que también le predispusieron a desarrollar su labor actual.
Huye del escaparate al que le lanza el Real Madrid, asume la presión del entorno pero dice abstraerse de ella, y concluye: «Nunca me imaginé en el Real Madrid, pero mis objetivos y formación como persona están por encima del lugar donde me encuentro en cada momento».