Es un sí, pero no. Un quiero que aún no se sabe si puede. En Valencia, frente al Mediterráneo, con el Ferrari remozado, la sensación que queda es de cierta frialdad con el cuarto puesto de Fernando Alonso en la calificación. Porque regresó el dominio de Red Bull. Sebastian Vettel volvió a conquistar la pole por delante de Mark Webber. Y Lewis Hamilton se coló en la tercera posición, confirmando la amenaza de McLaren.
Alonso lee los resultados con la lupa del optimista en la relación amorosa, idílica, que mantiene con Ferrari. Dice que sin las mejoras ni siquiera hubiera pasado a la Q3. No le falta razón al asturiano, pero en el contexto general, en el conjunto simbólico de la fórmula 1, Ferrari equivale a jerarquía, mando, títulos y victorias por goleada. Y lo que se ve es otra cosa: carreras con el objetivo de limitar los daños, fines de semana en los que su equipo intenta que Red Bull o McLaren no se escapen. Táctica de supervivencia.
Alonso no ha estado nunca en primera línea de salida esta temporada. Tampoco Felipe Massa. En un deporte cuyo principal soporte es la lucidez de los ingenieros y el rendimiento del coche, el dato quiere decir algo. Ferrari no rinde a su altura en las clasificaciones y sus tripulantes se defienden en el cuerpo a cuerpo durante los domingos, confiados en la solvencia mecánica del monoplaza, algún trazado favorable y el fallo de los demás.
A Red Bull, sin embargo, le va bien casi todo. Los sábados no tienen rival en la calificación. Solo Hamilton en su jardín de Canadá franqueó esa barrera imposible. En Valencia los Red Bull no tuvieron oposición. Vettel fue medio segundo más rápido que el Ferrari renovado de Alonso. Mucha distancia todavía.
Schumacher, fuera en la Q2
En el otro margen de la barrera, otra vez Michael Schumacher protagonizó el desliz. No se lleva una buena noticia a la boca el alemán, al que se le ve imperturbable, siempre el mismo gesto, las mismas maneras en los entresijos de Mercedes. Ayer se quedó eliminado en la segunda ronda, decimoquinto tiempo, tan lejos de los mejores y de su propia historia. Durante toda la semana, el germano se ha enzarzado en declaraciones, réplicas y contrarréplicas frente a ex pilotos y crítica. «Me gustaría ver a la gente de 41 años aquí, a ver lo que hacía», ha dicho el siete veces campeón. La realidad es inapelable: solo nueve pilotos fueron peores que él en la clasificación de Valencia.
El mismo tono de decepción lucía ayer Jaime Alguersuari, el español de Toro Rosso. Fue uno de sus peores sábados en la fórmula 1 y él, aún sincero, lo admitía sin rubor. «No sé qué me ha pasado. No he entendido los neumáticos, no sé. Mejor olvidar lo sucedido», señaló. Quizás pueda hacerlo mejor en la carrera ( 14.00 horas, La Sexta ).