Fernando Alonso acaba decimocuarto después de un polémico «drive through» y de un pinchazo
30 jul 2010 . Actualizado a las 15:56 h.Para Mark Webber, la venganza se sirvió caliente y con champán. El australiano, perjudicado por su equipo en favor del alemán Sebastian Vettel en la calificación a pesar de las proclamas de igualdad de Chris Hoerner, se reivindicó con un triunfo en el Gran Premio de Gran Bretaña. Lewis Hamilton (McLaren), esta vez al margen de las polémicas y de los focos, firmó la segunda posición para afianzarse como líder del Mundial. Nico Rosberg (Mercedes) completó el podio. La carrera fue un paseo para Webber y Hamilton. Los dos corrieron incrustados en las primeras plazas sin dejar margen para las sorpresas. Nada ni nadie entorpeció su plácido avance. Red Bull y McLaren se confirman como los grandes aspirantes al título. Vettel, la perla mimada de la escudería energética, partía desde la pole, pero cayó a la última plaza a las primera de cambio. En la salida se fue a la escapatoria y pinchó. Después se limitó a remontar a lomos de su potente Red Bull. Explotó la gigantesca diferencia entre su monoplaza y los coches de la clase media para acabar séptimo y ser superado en la clasificación por su compañero Webber. Para Fernando Alonso, que aspiraba al podio, la carrera fue un auténtico via crucis desde la salida. El arranque fue una hemorragia de posiciones para el asturiano. Cedió. El equipo aludió después a un problema con el embrague. En la vuelta 17, curva 13, adelantó a Robert Kubica (Renault). El polaco defendió su posición comiéndole espacio al asturiano y este lo superó con una excursión por la hierba. Alonso preguntó a Ferrari si la maniobra era correcta y el equipo lo invitó a seguir en lugar de ceder su puesto a Kubica. Pasó el tiempo. Y cuando el piloto de Renault ya se había retirado, los comisarios sancionando al español con un paso por la calle de talleres. El castigo, combinado con la salida a pista del coche de seguridad, condenó al bicampeón al furgón de cola, al puesto 16. No acabó ahí la cadena de despropósitos e infortunios. Cuando agonizaba la carrera sufrió un pinchazo y tuvo que regresar a boxes. Después, con neumáticos nuevos, firmó la vuelta rápida. Una victoria pírrica para Ferrari, que ayer naufragó también con el brasileño Felipe Massa, al que también le reventó un neumático. Para los españoles, la de Silverstone fue una jornada negra. Porque Pedro de la Rosa, que salió desde una esperanzadora novena plaza, primero recibió un golpe del coche de Rubens Barrichello (Williams) y después se retiró al recibir el impacto del monoplaza de Adrian Sutil (Force India). Jaime Alguersuari (Toro Rosso) acabó fuera de la pista cuando rozaba los puntos. Este gran premio marca el ecuador del Campeonato del Mundo. Y Alonso figura por detrás de los dos McLaren y los dos Red Bull, y a dos carreras de Hamilton, el líder del Mundial. Quedan nueve carreras. Cada vez hay menos tiempos y más rivales para el piloto asturiano.