Alonso se cuela entre los meteóricos Red Bull

Toni Silva REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

02 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hungría es habitualmente, junto con Silverstone, el circuito más aburrido del calendario. Quien logra la pole acostumbra a poner asfalto de por medio dejando la emoción para los premios menores. Pero pese a su angosto trazado, Hungaroring ha escrito episodios históricos por las consecuencias que han tenido sus resultados. Precisamente Fernando Alonso se estrenó como ganador en la fórmula 1 en esta pista próxima a Budapest, después de un fin de semana meteórico en el que llegó a doblar a Michael Schumacher antes de fundirse en un abrazo con Flavio Briatore. Corría el año 2003. Aquí fue también donde se mostraron los dientes por primera vez Alonso y Hamilton, con el incidente más comentado en el convulso 2007. El español, entonces en McLaren, dejó al inglés sin la última vuelta para intentar la pole position. La FIA intervino en la pelea interna de la escudería retrasando al asturiano cinco posiciones. De no haberlo hecho, Alonso habría sido el campeón del 2007.

Ayer parecía una carrera típica de Hungaroring, con el poleman Vettel marchándose con insultante comodidad. En la salida, Alonso llegó a rodar por delante pero el alemán alargó la frenada para recuperar la ventaja en el giro a la derecha. No obstante, el español mejoraba un puesto dejando a Webber a su espalda. Por detrás, Hamilton superaba a Petrov y se colocaba quinto, con el único objetivo de perder el menor número de puntos para mantener el liderato.

Pero cuando Vettel volaba hacia el infinito, la irrupción de un coche de seguridad por un accidente comenzó a destrozar la tradición de Hungaroring. La mayoría de pilotos ya había realizado su ingreso en boxes cuando comenzó la fila india. Pero Webber era la excepción, con lo que lideraba la carrera si bien de manera ficticia. Vettel le seguía y, por detrás, Alonso, exprimiendo un Ferrari que perdía un segundo por vuelta con los Red Bull. Poco después de que se hubiera relanzado la carrera, los comisario de la FIA castigaron a Vettel con un paso extra por la línea de boxes. La sanción obedecía al espacio que había dejado con respecto al coche que le precedía (el reglamento ordena que no puede superar lo correspondiente a diez monoplazas). En un estado airado, el impetuoso piloto atravesó el box con evidentes gestos de desaprobación. Volvía a la pista por detrás de Alonso, que pisaba a fondo a la espera de que Webber degradase unos neumáticos blandos que debían durar solo veinte vueltas en un estado óptimo. Pero el australiano pilotó con la destreza y rapidez que requería el momento, por la amenaza del Ferrari resucitado en Hockenheim. Para sorpresa de todas las telemetrías, sus gomas duraron hasta cuarenta vueltas exprimiendo una ventaja suficiente para mantener la primera posición. Por detrás, Vettel achuchaba a Fernando, pero detrás del bicampeón el estrecho Hungaroring aún parecía menos ancho. Alonso sigue quinto en el mundial, pero su diferencia con el líder es ahora de solo veinte puntos.

Avería de Hamilton

El circuito magiar se había cobrado varias vueltas antes la mecánica del McLaren de Hamilton. Su escudería (Button, vigente campeón, solo pudo ser octavo) atraviesa el momento más complicado del año, después de haber vivido días de vino y rosas tuteando a los Red Bull. La ausencia del hasta ayer líder hacía más importante el podio para Fernando Alonso, que le recortaba así 18 puntos.

Hungaroring, pese a su angostura, proporcionó otra alegría a los aficionados españoles. Contra todo pronóstico, por las características del Sauber, Pedro Martínez de la Rosa obtuvo la séptima posición, los primeros puntos del 2010 para el catalán, que acrecienta su cariño por el único circuito en el que logró el podio (fue segundo por detrás de Button en el 2006). Por su parte, Jaime Alguersuari corrió una suerte muy diferente, al retirarse por una avería.