En condiciones de igualdad, Casey Stoner marca la diferencia si la carrera es sobre mojado. Es algo común en los pilotos australianos. Desde muy temprana edad combinan el asfalto con la tierra, el sol con el agua. Por eso son los pilotos que mejor mantienen el equilibrio en carreras con lluvia. Y por eso, Stoner era el llamado a llevarse el triunfo en Jerez, habida cuenta del extraordinario rendimiento que le está aportando su Honda en el primer trimestre del año.
Todos ello añadió especial gravedad a la pifia de Valentino Rossi, al adelantamiento suicida de la séptima vuelta. Con el asfalto empapado, apuró la frenada de tal forma que, una vez que superó al australiano, perdió el control de su moto y se fue al suelo convirtiéndose así en un obstáculo insalvable para Casey Stoner quien, pese a su temple anglosajón, no pudo evitar un corte de mangas. Después aclararía que no era contra el piloto sino contra los comisarios de la carrera, por ayudar primero a Rossi a levantar la moto cuando él era el verdadero damnificado.
Nada más terminar el gran premio, Valentino Rossi fue al box de Honda, llevándose tras él una estela de cámaras que no querían perderse el morboso momento. Optó por no quitarse el casco ya que, como diría posteriormente, «me sentía un poco más protegido con él porque no sabía cómo iba a reaccionar Stoner». El italiano asumió el cien por cien de la culpa. «Fue un error totalmente mío, lo siento», dijo Rossi, palabras que el australiano encajó con sarcasmo, «No pasa nada, solo me preocupa que estés bien del hombro», respondió Stoner, con una sonrisa forzada, aludiendo a la lesión de Valentino. Más tarde, en su comparecencia ante la prensa, el de Honda cargó contra los comisarios del circuito. «No me han ayudado, se han olvidado de mí como si no fuera nadie». «La moto estaba intacta -lamentó-, y podía haber continuado en carrera. No sé si es porque competía contra Lorenzo y Pedrosa, o es que aman a Valentino, pero en cualquier caso lo que ha sucedido no me parece correcto».
Esta vez Rossi fue el culpable pero en otras ocasiones también acabó por los suelos a causa de la negligencia de otros. Precisamente en Jerez hace cinco años se dio una de las circunstancias que al final de la temporada definirían el Mundial: en la primera curva, Toni Elías se llevó por delante al italiano, al que pidió perdón en varias ocasiones. Pasados los minutos, el italiano le restó importancia y le pidió a Elías que la próxima tuviese más cuidado. Según testigos de aquella conversación, Rossi le añadió que si no le daba tiempo a frenar que procurase chocar contra otro piloto.
«Fui a pedirle perdón con el casco puesto, me sentía más protegido porque no sabía cómo iba a reaccionar»