Lo vistió ya sin vida con la misma camiseta blanca, el mismo jersey de color azul e idéntico pantalón, también azul, con el que Severiano Ballesteros afrontaba los domingos de campeonatos. Fue un ritual casi sagrado para Baldomero Ballesteros, el hermano mayor de la saga, el primogénito que abrazado a la emoción del momento vistió por última vez al campeón de golf.
Baldomero desnudó el cuerpo ya sin vida de Seve con un mimo casi maternal, y lo vistió mientras enjugaba las lágrimas que caían por su rostro.
«Se despidió de todos uno a uno. Nos agarraba las manos, nos susurraba al oído. Yo le dije muy de cerca: te quiero. Y Seve me respondió: yo también te quiero», relata Baldomero.
El mayor de la familia advirtió el sábado la muerte de su querido hermano. «Él supo que moría, y lo hizo con total entereza», asegura a EFE Baldomero.
El primogénito pensó que «lo mejor» era vestirle con el atuendo con el que fue feliz, el mismo que le convirtió en un grande del golf, en una leyenda del deporte.
«Se va algo más que un hermano o un hijo o un padre. Se va una gloria», relató hoy a EFE con la voz entrecortada por la congoja Baldomero Ballesteros.
La tarde del último viernes en la tranquilidad de la casa de Severiano, en Pedreña, fue un aguijón envenenado que se clavaba en el alma de los Ballesteros. Allí, arremolinados sobre su cama de enfermo, sus más allegados familiares lloraban en silencio.
«Le agarré las manos, las acaricié y pensé: ¡lo que han hecho estas manos en el mundo!», relata a EFE Baldomero.
El cabeza de familia, el mayor de la saga, le vistió con las ropas que utilizaba los domingos, sus domingos de gloria, de batalla deportiva, de triunfos y de sueños.
«Pensé que era lo mejor. Todos asintieron después con la cabeza», añade.
Desde todas las instancias del deporte nacional e internacional, desde todos los ámbitos políticos o institucionales se preguntan cómo honrar a Seve tras su muerte, cómo y cuándo acudir a Pedreña para darles el último adiós al genio del golf ya desaparecido.
El propio Severiano dejó dicho cómo había de ser: en la más absoluta intimidad tanto en el velatorio que se instalará en su domicilio de Pedreña, como en la incineración de sus restos mortales y posterior entierro en el terreno circundante de su casa.
«Nos lo dejo dicho todo. Sólo un funeral, en la Iglesia de su pueblo, y nada más. El resto de cuestiones quedarán ceñidas al más íntimo ámbito familiar», comunicó la familia a EFE.
«No va con su personalidad. Seve es un chico de pueblo. Hemos pensado que era lo mejor. Sus exequias serán igual de sencillas que las de un vecino del pueblo. Como uno más. Él nació aquí y aquí se va a quedar», dijo a EFE el hermano mayor de Severiano.
Seve será incinerado en un acto con la mayor intimidad posible y en un lugar del que nadie tendrá conocimiento. Este fue su deseo expreso. Sus cenizas permanecerán en su finca para siempre, en su casa de Pedreña.
La familia de Severiano «está bien tratada». «Unos están más afectados y lo expresan, otros lo expresamos menos, pero todos estamos profundamente entristecidos», comentó Baldomero.
Tras el funeral, que se celebrará el próximo miércoles día 11 a partir de las 13.00 horas en la Iglesia Parroquial de San Pedro de Pedreña (Cantabria), la familia recibirá en la intimidad los restos mortales de Severiano para dar forma a su deseo final: depositar las cenizas en su casa, bajo el frescor de la verde hierba que le proporcionó tanta felicidad, tanta humanidad y tanta gloria.