Seve se despidió de sus familiares uno a uno antes de su adiós en Pedreña
08 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Lo vistió ya sin vida con la misma camiseta blanca, el mismo jersey de color azul e idéntico pantalón, también azul, con el que Severiano Ballesteros afrontaba los domingos de campeonatos. Fue un ritual casi sagrado para Baldomero Ballesteros, el hermano mayor de la saga, el primogénito que, abrazado a la emoción del momento, vistió por última vez al campeón de golf. Baldomero desnudó el cuerpo ya sin vida de Seve con un mimo casi maternal, y lo vistió mientras enjugaba las lágrimas que caían por su rostro. «Se despidió de todos uno a uno. Nos agarraba las manos, nos susurraba al oído. Yo le dije muy de cerca: te quiero. Y Seve me respondió: yo también te quiero», relata Baldomero.
El mayor de la familia advirtió el sábado la muerte de su querido hermano. «Él supo que moría, y lo hizo con total entereza», asegura a Efe Baldomero. El primogénito pensó que «lo mejor» era vestirle con el atuendo con el que fue feliz, el mismo que le convirtió en un grande del golf, en una leyenda del deporte. «Se va algo más que un hermano o un hijo o un padre. Se va una gloria», relató ayer con la voz entrecortada por la congoja Baldomero Ballesteros. La tarde del último viernes en la tranquilidad de la casa de Severiano, en Pedreña, fue un aguijón envenenado que se clavaba en el alma de los Ballesteros. Allí, arremolinados sobre su cama de enfermo, sus más allegados familiares lloraban en silencio.
«Le agarré las manos, las acaricié y pensé: ¡lo que han hecho estas manos en el mundo!», relata Baldomero.
El cabeza de familia, el mayor de la saga, le vistió con las ropas que utilizaba los domingos, sus domingos de gloria, de batalla deportiva, de triunfos y de sueños. «Pensé que era lo mejor. Todos asintieron después con la cabeza», añade. Desde todas las instancias del deporte nacional e internacional, desde todos los ámbitos políticos o institucionales se preguntan cómo honrar a Seve tras su muerte, cómo y cuándo acudir a Pedreña para darle el último adiós al genio del golf ya desaparecido. El propio Severiano dejó dicho cómo había de ser: en la más absoluta intimidad tanto en el velatorio en su domicilio de Pedreña, como en la incineración de sus restos mortales y posterior entierro en el terreno circundante de su casa. «Nos lo dejó dicho todo. Solo un funeral, en la iglesia de su pueblo, y nada más. El resto de cuestiones quedarán ceñidas al más íntimo ámbito familiar», comunicó la familia.
«Es un chico de pueblo»
«No va con su personalidad. Seve es un chico de pueblo. Hemos pensado que era lo mejor. Sus exequias serán igual de sencillas que las de un vecino del pueblo. Como uno más. Él nació aquí y aquí se va a quedar», añadió el hermano mayor de Severiano Ballesteros.
Seve será incinerado en un acto con la mayor intimidad posible y en un lugar del que nadie tendrá conocimiento. Este fue su deseo expreso. Sus cenizas permanecerán en su finca para siempre, en Pedreña. La familia de Severiano «está bien tratada». Como dice Baldomero, «unos están más afectados y lo expresan, otros lo expresamos menos, pero todos estamos profundamente entristecidos».