El autobús apedreado y la foto de Aspas, imágenes de la encerrona nazarí
12 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Las hostilidades hacia el conjunto vigués y los tres centenares de aficionados se sucedieron a lo largo de toda la jornada. El infierno nazarí existe y la familia celeste lo experimentó en sus propias carnes. Lo resistió hasta lo indecible pero al final lo echaron los penaltis.
12 horas: con los indignados
El único guiño cómplice para la afición céltica lo tuvo el campamento de indignados granadino. «Pasamos por allí, estaban cantando ?no nos mires, únete?, y nos unimos», comenta uno de los aficionados vigueses. Apoyaron al colectivo en sus consignas contra el gobierno local electo.
12.30 horas: hostil recibimiento, a Aspas en especial
Iago Aspas ya es el jugador más famoso del Celta en Granada. Carteles pegados por la ciudad pidiendo su cabeza a cambio de 100.000 euros y la diana en el recibimiento al equipo en el aeropuerto. Los cánticos se sucedieron contra él cuando el equipo llegó a Granada.
19.00 horas: el Celta tiene que adelantar su salida al estadio
El autobús necesitó de protección policial y para evitar problemas Herrera tuvo que cambiar el lugar de su charla. En vez del hotel fue en el estadio. La policía tuvo que cargar para que el autobús celeste diese entrado al campo en medio de una lluvia de objetos e improperios. Rompieron una luna.
19.45 horas: los aficionados, protegidos hacia el estadio
Habían recibido órdenes de mantenerse alejados del foco de Los Cármenes y a esa hora fueron recogidos por la policía para ser escoltados hacia el campo. «No pasó nada pero nos insultaron bastante», resumía uno antes del partido.
20.30 horas: calentamiento, bronca y desafío
Los Cármenes deparó una bronca de las que hacen época cuando los vigueses salieron a calentar. Lejos de amedrentarse, los vigueses respondieron con tono desafiante.
Primera parte: Benítez se erige en director de orquesta
Salió revolucionado y se fue a por el árbitro insistentemente en el inicio de partido. Por lo demás, tregua.
Segundo tiempo: botellazo a Yoel en un fondo
Cuando el portero iba a recoger un balón recibió el impacto de un objeto en su cabeza.
Penaltis: Aspas manda callar y de nuevo hay lío
Tras marcar el tercero del Celta el moañés mandó callar al público y se lo tuvieron que llevar del campo. No vio cómo su equipo caía en el sexto penalti.
El gran protagonista del partido de ayer fue Yoel. El meta del Celta fue un bastión casi inexpugnable con el que Granada se estrelló una y otra vez hasta caer en la desesperación. El meta vigués, que en agosto cumplirá 23 años fue decisivo por sus grandes intervenciones, pero sobretodo por detener un penalti a Dani Benítez en la prórroga.
Paco Herrera sacó de inicio un equipo precavido. La idea era arropar al meta céltico, con una defensa de cinco, con Hugo Mallo y Roberto Lago como laterales, y un trío de defensores formado por Sergio Ortega, Jonathan Vila y Catalá en el que el primero formaba como eje. Por delante Aritz López Garay y Bustos formaron en el doble pivote para intentar cerrar las penetraciones de Collantes.
El partido comenzó con un aluvión ofensivo local, con cuatro córneres en los primeros 16 minutos, cuatro disparos altos y un lanzamiento al larguero de Orellana. Al Celta le quemaba el balón en los pies y la defensa céltica sufrió las acometidas andaluzas hasta la llegada del primer gol. Menos mal que ayer fue el día de reválida a Yoel.
Defectos defensivos
El 1-0 del Granada puso en evidencia a la zaga olívica. El plan de Herrera no funcionaba. Solo cumplía el meta vigués. En la segunda mitad llegaron las variantes y el equipo fue a más. Aunque el Granada bajó su intensidad, Yoel siguió apareciendo en momentos decisivos. Y cuando el portero céltico no era capaz de detener las ofensivas andaluzas, ahí estaban los palos para evitar la tragedia. Fue el caso del primer penalti errado por Dani Benítez (engañó bien a Yoel tirando al lado del contrario del portero).
Uno de los momentos clave llegó en la prórroga. El colegiado le señaló un discutido penalti a Roberto Lago, Pero el guardarredes sacó una providencial mano abajo que volvió a evitar el segundo tanto del Granada. Precisamente fue a raíz de esta intervención cuando llegarían las mejores ocasiones de gol del Celta. En los penaltis no pudo sentenciar.