Andy Schleck perdió más de un minuto con el español en un trepidante final
20 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Alberto Contador enseñó sus garras en vísperas de los Alpes. Atacó, poniendo por delante su amor propio, que se impuso a la razón. Utilizó más el corazón que la cabeza en una etapa ganada por el campeón del mundo, Thor Hushovd, la segunda, que continúa mostrando un rendimiento en las subidas óptimo.
El puerto de Manse tiene 9,5 kilómetros de ascensión, con un porcentaje del 5,2 %. Nada destacable. La gente estaba a los lados de la carretera con paraguas, resguardándose de la lluvia. Como en muchas otras etapas. Contador iniciaba su acoso y derribo en una lectura inteligente de la situación. En una etapa en constante subida, con lluvia, en la que se recorrieron ¡51,4 kilómetros en la primera hora!, alguien escondía detrás de la las máscaras en las que se convirtieron las caras de los ciclistas pequeños dramas. Entre el casco, las gafas y el barrillo de la carretera nadie conoce la realidad que hay en su interior. La única forma de saberlo es ponerlos al límite.
Plomo en las piernas
El agua deja las piernas de muchos ciclistas duras, como plomos, y son incapaces de poder reaccionar a un ataque. Contador lo sabía. Por eso habló con Samuel, su amigo, para encontrar un aliado sólido y abrir la veda de cazasegundos contra sus rivales.
La historia comenzó a escribirse más lejos que nunca de la llegada. A doce kilómetros, Contador salía por la izquierda y conseguía unos metros. Voeckler y Andy Schleck lo seguían. Cadel Evans restablecía la situación. Contador no paraba. Buscaba víctimas, hombres caídos, derrotas no solo físicas, sino morales. Evans salió a por él en su segundo intento. Andy Schleck y Voeckler cedían. Samuel Sánchez conocía el guion que se iba a escribir y eso lo salvó. Se enganchó al vagón del éxito, apretó los dientes y sufrió para seguir a Contador. Aguantó en la subida.
Evans, Contador y Samuel Sánchez incendiaban el inicio de los Alpes. El futuro es hoy; el Galibier y Alpe D?Huez pueden esperar. Contador seguía inquieto. Volvía a moverse. Voeckler tenía que trabajar por detrás. Andy Schleck se perdía en la bajada, donde Evans se deslizaba como si estuviese en una pista de hielo.
Contador y Samuel Sánchez daban relevos intentando acercarse al australiano, que les sacó tres segundos. Llamó la atención la forma en la que Evans rodó, tanto subiendo como bajando. Tiene más margen para reaccionar a los ataques. Atravesaron los ciclistas la curva en la bajada de ese puerto en la que Beloki se dejó su carrera ciclista y Lance Armstrong demostró que sabía hacer ciclocrós.
Decidirán los Alpes
Los destrozos han sido importantes. Nadie sabe la realidad de un Contador que se ha quejado poco. Si Contador sigue en carrera es porque va a atacar, hasta donde lo deje su estado físico. Hemos entrado en unos Alpes grises, cerrados, cubiertos por la niebla, con un manto de lluvia que no permite ver su belleza. Hay nieve en el Galibier y Contador está de regreso.