Rolland gana la etapa y Contador deja sin siesta a España

DEPORTES

El nuevo líder es Andy Schleck, pero a falta de la crono de mañana, Evans es el gran favorito para subirse a lo más alto en París.

22 jul 2011 . Actualizado a las 22:41 h.

El francés Rolland venció en Alpe d`Huez, Andy Schleck se vistió de amarillo, Samuel Sánchez con el maillot de lunares y Contador castigó sin siesta a todo el país. A falta de la contrarreloj de mañana, Cadel Evans, especialista en la lucha contra el crono, es el favorito para llevarse el Tour. La clasificación general queda de este modo:

Andy Schleck maillot amarillo

Frank Schleck a 53 segundos

Cadel Evans a 57 segundos

Thomas Voeckler a 2 minutos y 10 segundos

Damiano Cunego a 3 minutos y 31 segundos

Alberto Contador a 3 minutos y 55 segundos

Samuel Sánchez a 4 minutos y 22 segundos

Ivan Basso a 4 minutos y 40 segundos

El perfil de la etapa respondía más al trazado loco de una montaña rusa que a una carrera ciclista. 110 kilómetros de toboganes y muros con final en la montaña de los holandeses, Alpe d?Huez. Antes, el Galibier, por la vertiente del Telegraphe, le daría los buenos días al pelotón, pocas horas después de haberle deseado las buenas noches.

Todos los que conocen bien a Contador dudaron de sus declaraciones en línea de meta en las que aseguró haber perdido el Tour en la etapa de ayer. Y el ciclista de Pinto les dio la razón tan pronto comenzó a empinarse la carretera.

A 90 kilómetros del final, Contador lanzó un ataque. Solo respondieron los más fuertes: Andy Schleck, Cadel Evans y Voeckler, ese ciclista francés que para muchos aún seguía siendo líder circunstancial de la carrera. Tras unos kilómetros juntos, Contador subió una marcha, y el ciclista luxemburgués fue el único capaz de seguirlo. Los otros dos no demostraron tanta fuerza. Voeckler, un sufridor del asfalto, comenzó a hacer ochos. A Cadel Evans su bicicleta le dijo basta y tuvo que poner pie a tierra para solucionar el problema. Contador desafiaba las leyes de la física y los tratados de lógica. Por detrás, Voeckler se quedaba en terreno de nadie. Cadel Evans buscó refugio en su debilitado equipo y ordenó trabajar con la intención de recortar la distancia con los fugados. Por delante, los dos ciclistas más espectaculares de todo el pelotón se anexionaron a un reducido grupo de corredores que marchaba por delante. Schleck volvió a coronar en primera posición el Galibier, aunque esta vez acompañado por Contador y dos convidados de piedra: Rui Costa y Christophe Riblon. Samuel Sánchez se lanzó en las últimas rampas del coloso francés, sabedor de que su destreza descendiendo podía situarle con los de adelante. Evans coronó a 40 segundos. Voeckler pagó cara su osadía. Reventó y perdió un mundo. La última etapa de los Alpes lo despertó de un sueño amarillo.

Los ciclistas apenas pudieron recuperar fuerzas en el descenso. Samuel se enganchó con el grupo de Contador, y se convirtió en el quinto integrante de la tete de la course. Por detrás, Evans y el mayor de los hermanos Schleck comían terreno. A las faldas de Alpe d`Huez consiguieron unir su grupo con el de Contador. En el horizonte 21 curvas. La cumbre alpina aguardaba impaciente por conocer quien sería el siguiente en plasmar su nombre en el libro de oro.

Cadel Evans envidó en las primeras rampas, pero todos los gallos vieron la jugada. Contador lanzó un órdago para subirse al podio de París, dispuesto a morir con las botas puestas. Evans y Andy trataron de seguir la rueda del corredor de Pinto sin fortuna. El australiano se dedicó a marcar al líder del Leopard a la espera de la crono de mañana, cuando el calculador ciclista tiene planeado dar el golpe de gracia. Malditas caídas y maldita crono por equipos. Maldita primera semana, pensaba Contador. Samuel dejó el grupo de Evans y de los hermanos, y se fue en busca de su amigo. A su rueda, Rolland. Alberto Contador, con su cadencia de pedaleo alegre y su baile encima de la bicicleta, recordaba a Pantani en su época dorada. A falta de siete kilómetros les metía un minuto a sus grandes rivales. Contador luchaba contra todos los elementos. Contra las rampas, contra el resto de correrdores, contra la inexistencia de su equipo... incluso contra parte del público. Un moscardón disfrazado de cirujano se llevó un manotazo del campeón de Pinto. Andy Schleck sufría y Evans se frotaba las manos. Samuel Sánchez se acercaba a Contador, hasta que a falta de 2 kilómetros para el final le dieron caza al campeón de Pinto. Rolland atacó en la última rampa, y los españoles, desfondados, no pudieron seguirle. El francés afrontó los metros definitivos en solitario. Se coló en la fiesta cuando nadie lo esperaba. La victoria de la etapa fue para el francés, pero el auténtico ganador del día fue el ciclismo.