Un novato rescata a la potencia

P. A. L. redacción / la voz

DEPORTES

En su debut en un grande, cierra la sequía de éxitos de los estadounidenses

16 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Novato en el circuito norteamericano y debutante en una prueba del Grand Slam, Keegan Bradley, de 25 años, se encuentra el domingo en la puja por el Campeonato de la PGA, el torneo de las oportunidades con muchas caras nuevas entre los mejores durante las cuatro jornadas. Número 108 del mundo, un triple bogey en el hoyo 15, el primero de las cuatro calles infernales del Atlanta Athletic Club, parece descartarlo para el título. Y es entonces cuando demuestra un arrojo asombroso para resarcirse de un desliz importante, para negarse a escribir la crónica de lo que pudo haber sido y no fue.

Mientras él resurge, con birdies en el 16, 17 y 18, su gran rival, el también estadounidense Jason Dufner, se hunde en el «test infernal» final que había anunciado Tiger Woods, que ya ve el desenlace del torneo desde casa. Dufner comete error tras error, víctima de la presión. Ambos se van al desempate en los tres últimos hoyos del recorrido de Georgia, que Bradley abandona levantando con esfuerzo el Trofeo Wanamaker que cierra el calendario del Grand Slam.

Bradley rescata, al mismo tiempo, a Estados Unidos, la primera potencia de este deporte, de una sequía inédita en la historia moderna del golf, pues ningún norteamericano ganaba un título del Grand Slam desde el triunfo de Phil Mickelson en el Masters del 2010.

Bradley salta del puesto 108 del ránking al 29. Y con 25 años de edad reivindica a una nueva generación estadounidense. Con un único título en su palmarés, el Campeonato Byron Nelson que se celebró en mayo, llegó al PGA entre claroscuros. Afrontaba su primer grande, derribaba otro muro, pero lo encaraba con sensaciones contrapuestas tras patinar en el desenlace del Bridgestone la semana anterior.

Consulta con el psicólogo

Aquellas dificultades de la semana pasada le valieron una reflexión y un puñado de consejos. Pasó por el diván de Bob Rotella, el psicólogo de golf más prestigioso, escuchó a rivales que se convirtieron en amigos, como Phil Mickelson, y encontró el camino para jugar sobre el alambre de los hoyos decisivos con su peculiar putter escoba, más largo que los más extendidos.

«Mi intención es no desaparecer»

Novato, pero ambicioso, Bradley se niega a recrearse, a que su primer grande se quede en anécdota. «No quiero ser una estrella que desaparezca, me encantaría estar en esa categoría con los mejores jugadores y que te mencionen con Phil Mickelson, uno de mis ídolos. Mi intención es no desaparecer y, honestamente, creo que puedo hacerlo», comentó tras su victoria.

Bradley y Dufner totalizaron ocho golpes bajo par. El danés Anders Hansen acabó tercero con -7 y compartieron la cuarta plaza con -5 los estadounidenses David Toms y Scott Verplank, y el sueco Robert Karlsson. Entre los españoles, Sergio García fue duodécimo (-1), Pablo Larrazábal cuadragésimo quinto (+5) y Miguel Ángel Jiménez sexagésimo cuarto (+11).