El alemán, a un paso de superar al español como bicampeón más joven
13 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.A sus poco más de 24 años, Sebastian Vettel está batiendo, prácticamente cada día, todas las marcas de precocidad que se pueden pedir a un piloto. El de Kerpen ya tiene en su haber el récord de campeón del mundo más joven de la historia, título que le arrebató a Lewis Hamilton, y ya está a una carrera, si se cumplen ciertas premisas, de reeditar éxito y levantarle a Fernando Alonso el honor de ser el bicampeón más joven de la historia. El asturiano ya tiene heredero.
Todo le está saliendo bien a Vettel. A diferencia del año pasado, Mark Webber se diluye carrera tras carrera. Sin un rival dentro de casa, y teniendo un monoplaza superior al del resto, como demuestra ese medio segundo que les endosó en la clasificación a los McLaren o la espectacular pasada por la tierra que le hizo a Alonso el domingo, a Vettel le está saliendo todo a pedir de boca.
La fórmula 1 es, cada día más y a falta de saber lo que ocurra con los cambios de motores en 2013, una competición de ingenieros. Los pilotos son, a diferencia de lo que ocurría hace una década, unos trabajadores más, que deben estar al servicio de unos hombres que les crean monturas acordes a lo que creen que puede funcionar mejor para ganar. En esta batalla, el claro ganador es Adrian Newey. El ingeniero que creó el pésimo Williams con el que Ayrton Senna perdió la vida ha encontrado en Red Bull la libertad necesaria para hacer y deshacer a su antojo. Sus diseños son copiados desde hace ya un par de temporadas por todas las escuderías, como antes pasaba con los de Ross Brawn, responsable de aquel F2002 con el que Schumacher barrió en el 2002, o Bob Bell, que firmó los planos del fantástico R25 con el que Fernando Alonso estrenó su palmarés de títulos en el 2005.
Aunque aquella temporada no fue tan insultantemente superior como lo ha sido este año Vettel con su RB7, lo cierto es que Fernando Alonso contaba con un monoplaza que sí tenía cierta ventaja sobre aquel McLaren que llevaba Kimi Raikkonen o sobre el Ferrari que montaba por aquel entonces Michael Schumacher.
No obstante, afirmar que todo el mérito es del coche sería tanto como igualar los méritos de pilotos que no han alcanzado la gloria con otros. Vettel ha encontrado en Newey la horma de su zapato. El estilo de conducción del joven alemán se adapta a lo que en Red Bull le piden. Y está barriendo. El alemán no va a tener que sufrir para vencer. Volverá a estar en lo más alto, si no es en Singapur, en Japón o, a mucho tardar, en la India. A menos que haya una debacle y no mantenga, como mínimo, lo que ha logrado este año. Su media de puntos es escalofriante: 21,85 puntos por carrera.
Vettel lleva al frente de la tabla de clasificación desde el principio del campeonato sin que nadie le haya podido toser mínimamente y, a falta de seis carreras, ya tiene una opción más que seria para ser campeón.
La opción más fácil para que Sebastian Vettel reedite el título es que gane la carrera, Hamilton quede segundo, Button o Webber queden tercero y Fernando Alonso se quede fuera del podio. Es decir: si se repite el podio de este fin de semana, tendría que esperar, al menos, a Japón. Pero parece solo cuestión de tiempo.