La joven lucense Sara Álvarez vuelve a lo más alto dos años después de su grave lesión en el Mundial de París
28 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Dos años después de la grave lesión de rodilla en el Mundial de París que pudo apartarla de la competición para siempre, Sara Álvarez ha conquistado otro oro. Campeona de Europa sub 20, acaba de conseguir el título sub 23 en Rusia. El milagro de la constancia y el sacrificio que ha superado todas las expectativas. La joven lucense se siente más madura y mejor yudoca, aun consciente de que le queda camino. Sueña con los Juegos de Londres, para los que tiene opciones de clasificarse. Las Copas del Mundo, a las que podría acudir por libre con las ayudas necesarias, dictarán sentencia.
-Vaya forma de cerrar su año del regreso.
-Este año era de prueba. Hacer las máximas competiciones y recuperar el ritmo. En esta cita quería estar entre las cinco primeras. Si me dicen al principio que iba a ser campeona de Europa, ni lo pensaba. Pero vas pasando campeonatos, haciéndolo mejor y sube la autoestima.
-¿Cómo se encontró?
-En los primeros combates, muy nerviosa. No quería perder por nada del mundo. Luego, me tranquilicé y me concentré más en la semifinal y la final. La semi fue la más dura, porque nos conocemos desde cadetes.
-Ha superado los plazos de recuperación más optimistas.
-Es que no dejé de hacer yudo. Con la escayola, luego con la ortesis... No podía parar. Estaba todos los días en el gimnasio. Los médicos me decían que no podía y yo hacía algo. Para el campeonato gallego pedí el alta esa semana. Me decían que iba a tardar dos años, y se cumplieron este octubre, así que...
-¿Pensó que no podría volver?
-Llego, ven la pierna, que está todo destrozado y es normal que me lo pusieran todo negro. En París, cuando estaba en el hospital, pensé en dejarlo. Me decía: ?No quiero que nadie de mi familia vuelva a hacer yudo?. Pero el gusanillo regresa. Lo llevo en la sangre y no podía abandonar.
-¿El peor momento?
-Hubo muchos de bajón. Tener que estar toda la tarde en la rehabilitación... Siempre tratando de mejorar, se hace duro, pero merece la pena. Al principio te lo ponen tan mal que piensas, igual no puedo. Para mi familia fue difícil que volviera. Mucho fue gracias a la gente. A Miguel [Blanco, su entrenador del Judo Lugo], que fue tirando de mí. Yo decía que no, y él que sí. Si no es por él, yo no estaría aquí.
-¿Fue clave volver a luchar con la ucraniana que le lesionó?
-La semana antes decía que si me tocaba no competía ni de coña. Aquello fue un accidente, pasó una vez, y es difícil que vuelva a ocurrir. Antes de combatir, en yudo, cuando te llevas bien o quieres pedir perdón, ofreces la mano al rival. Ella me la dio, la acepté, y ya está. No le voy a guardar rencor. Fue un punto que tenía que superar.
-¿El mejor momento?
-Cuando volví a ponerme el kimono y también el otro día. En el podio, escuchar el himno... En la final competía con la rusa, y el pabellón me apoyaba a mí, y eso es una sensación increíble. Se me ponía la piel de gallina. Llevo un año sufriendo y vuelvo a estar donde lo había dejado, aunque no soy la misma, porque cambié mucho.
-¿En qué lo nota?
-Maduré. Me tomo las cosas mucho más en serio. Con la lesión te das cuenta que, de todo lo que tenías, no queda nada.
-¿Sueña con Londres?
-Si la Federación me convoca a las Copas del Mundo sí que me planteo estar. Lo tengo que hacer muy bien, y no está tan fácil. Es un objetivo, y sé que soy joven, pero por intentarlo no va a ser.
Sara Álvarez Campeona de europa de yudo sub 23