Las posiciones de Pepe, ausente del entrenamiento de este lunes por una contusión, y Lass, perfilarán un dibujo en el que no se descarta el experimento de los tres centrales.
25 ene 2012 . Actualizado a las 04:31 h.José Mourinho, ensalzado por su cintura táctica para saber revolucionar al Real Madrid en los descansos de sus últimos partidos, afronta una reválida en el choque copero de este miércoles contra el Barcelona. En su afanosa búsqueda de una fórmula para poder cazar a su «bestia negra» en el Bernabéu, lo ha probado ya casi todo sin éxito. Apenas le quedan dos variantes por experimentar: jugar con tres centrales, medida que no se descarta en el entorno del club blanco, y ordenar un marcaje al hombre a Messi, un método antiguo y heterodoxo que recordaría a la Italia de Gentile que anuló a Maradona y se coronó campeona del mundo en España'82.
Mientras meditaba la estrategia a seguir en el primer asalto de cuartos, el técnico portugués se encontró este lunes con un nuevo contratimpo. Pepe, fijo de central o de medio, como ya le ha utilizado tres veces frente al Barça con resultados diversos, no se pudo ejercitar por una contusión en el cuádriceps. A priori, se trata de un problema menor que no le impediría competir el miércoles. Pero habrá que ver su evolución en las próximas horas con el tratamiento de fisoterapia al que se le somete. Sí se ejercitó con normalidad Di María por tercera sesión consecutiva, lo que confirma su plena recuperación. El turco Altintop, que no viajó a Mallorca por una cervicalgia, también parece haber superado sus molestias.
No así Khedira, todavía con secuelas de su esguince de tobillo sufrido contra el Málaga y baja segura ante los culés, igual que el sancionado Arbeloa.
Desde su llegada al Madrid, Mourinho se ha enfrentado ocho veces al Barça con un negro balance de una victoria, la que dio el título copero en la prórroga de Mestalla, tres empates y cuatro derrotas que significaron la pérdida de la Liga, de la Champions y de la Supercopa. Desde el 5-0 del 29 de noviembre de 2010, en el Camp Nou, donde propuso un 4-2-3-1 de lo más ofensivo, «Mou» ha dudado. La primera decisión fue poner a Pepe de mediocentro en el empate (1-1) liguero de la segunda vuelta.
Repitió experiencia en la final de Copa, donde ordenó una presión muy arriba en un gran primer tiempo. Insistió en esa idea en el 0-2 de la ida de semifinales de la Champions. El Madrid esperó demasiado atrás y Pepe fue expulsado. Con poco que perder, el equipo salió más valiente en la vuelta. Ahí se puso fin al experimento del portugués en la zona de creación. Con los mismos 11 que sufrieron la «manita», el Madrid superó al Barça en juego pero no en el marcador del primer choque de la Supercopa (2-2). En el Camp Nou, repitió el 4-2-3-1 pero buscó al Barça muy adelante, con una presión asfixiante en un duelo muy equilibrado resuelto por Messi al final (3-2).
El último precedente, ese 1-3 reciente de la Liga, llegó precedido de una mutación. Mourinho sabe que la exigente afición del Madrid y la crítica le exigen jugar más al ataque que con el Inter, y pasó de entrenar con tres medios a quitar al final a Khedira y apostar por Özil. Concluyó que, si fracasaba, los reproches serían menores si su planteamiento era atrevido y cumplía los deseos de la mayor parte de la plantilla. El decepconante desempeño del equipo dejó secuelas. Mourinho reprochó a sus pupilos haberse empeñado en jugar sin trivote.
Para el miércoles, las posiciones de Pepe y Lass condicionan el once de Mou. En ausencia de Arbeloa y Khedira, los medios y el lateral derecho son los problemas a resolver. La primera solución barajada por el técnico, y la más natural, es situar al francés en el costado derecho y mantener al luso de central. Este dibujo podría traer a Di María al trivote, con Xabi Alonso y Coentrao o Marcelo. Si Lass juega de medio, tendría que improvisar un lateral derecho en la figura del polivalente Coentrao, de Altintop o incluso de Albiol o de Varane. Sería más raro, pero no descartable, que Ramos retorne al lateral derecho. Si Pepe pasa al medio, «Mou» tendría que hacer dos cambios en la zaga. A lo largo de la semana pasada ganó peso la opción, adelantada por Marca, de que el Madrid jugase con defensa de tres, o de cinco, en función de la situación de los carrileros. El ataque presenta la duda eterna de Higuaín o Benzema, salvo que el técnico traicione su filosofía y se atreva con los dos.
Un galimatías demostrativo de que la sola presencia del Barça genera incertidumbres en Mourinho.