El equipo blanco anuncia obras en el Bernabéu para evitar ceder su estadio
10 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.El temor del Real Madrid a la posibilidad de que el Barcelona celebre un título de Copa del Rey en su casa y, por consiguiente, su negativa a brindar el estadio Santiago Bernabéu como escenario de la próxima final entre los culés y el Athletic, ha generado un nuevo embrollo en el fútbol español. A diferencia de Inglaterra, donde se impone la tradición y todos los gustos y deseos confluyen en el grandioso Wembley, de nuevo se demuestra que aquí es complicado elegir sede para el partido más bonito del año.
Y más aún si el duelo definitivo lo disputan dos equipos con un volumen de socios tan importante que necesitan un recinto de gran aforo para poder satisfacer el interés de sus abonados. En este caso concreto aparecen rivalidades y agravios que dificultan todavía más el panorama.
La Federación Española, organizadora del torneo, condiciona la elección final a las sedes que se postulen y al acuerdo de los clubes afectados. Todo parecía sencillo. Los dos clubes protagonistas coinciden en el deseo de que Chamartín albergue la final, prevista para el domingo 20 de mayo, o para el viernes 25 del mismo mes en el caso de que el Barça acceda a la final de la Liga de Campeones programada para el día 19 en el Allianz Arena de Múnich. Pero afloran las viejas rencillas entre Madrid y Barcelona. En el club blanco han encontrado un antecedente favorable: les dolió la negativa del club azulgrana a ceder su estadio para la final del 2004 que el equipo de Carlos Queiroz perdería contra el Zaragoza en Montjuich. Ahora toca venganza.
El club presidido por Florentino Pérez anuncia obras en su estadio en cuanto concluya la Liga, el próximo 13 de mayo, y ha hecho saber a la Federación que Chamartín, el segundo estadio más grande de España, con un aforo de unos 80.000 espectadores, no estará disponible. ¿Una maniobra de escape? En el 2007, cuando Ramón Calderón era presidente, el Madrid ya puso pegas para convertirse en sede de la final, dificultades que se esfumaron como por arte de magia en cuanto el Getafe eliminó al Barça en semifinales y se convirtió en el rival del Sevilla.
La segunda opción estudiada en las últimas horas gana enteros en cuanto a populismo pero es compleja. El Barça pone a disposición el Camp Nou, con 100.000 asientos, algo que tienta al Athletic porque resuelve el problema de respuesta social.
Según informa El Correo, es una idea que excita al vestuario rojiblanco y no es mal vista por sus dirigentes. Situaría al club ante un reto de dimensión mundial y a la directiva que preside Josu Urrutia le ahorraría el problema del reparto de entradas, ya que cada club contaría con unas 35.000 localidades. Pero una cosa es lo que se dice y otra la realidad. Sobre el papel, el Barça también estaría encantado de jugar en el Camp Nou. Pero es un falso deseo. No quieren contar con la presión adicional de competir en casa.