La tierra de Nadal (y Djokovic)

Paulo Alonso Lois
paulo alonso lois REDACCIÓN / FERROL

DEPORTES

El español vuelve a la arcilla con el reto de reconquistar Madrid y Roma

18 abr 2012 . Actualizado a las 17:55 h.

Tiene un algo de deja vú, de situación ya vivida anteriormente, la reedición de su defensa del título honorífico de mejor tenista de la tierra batida. Así sucede desde que en la primavera del 2005 Rafa Nadal conquistó Roland Garros con 19 años recién cumplidos. Desde entonces, a un lado se encuentra su tenis, que encarna el canon, el juego ideal para la arcilla: la potencia de sus golpes de fondo, los incomodísimos efectos, la resistencia, las recuperaciones imposibles que se convierten en contraataques, la potencia, la táctica para variar el rumbo de los partidos y hasta la resistencia mental; y al otro van desfilando antagonistas, aspirantes a apartarlo de su jerarquía, estilos para neutralizarlo, la fuerza de Fernando González, la riqueza de Roger Federer, el aguante de David Ferrer, la ambición de Andy Murray, la potencia de Robin Soderling... Hasta hoy, nadie como ha conseguido desafiarlo como Novak Djokovic. Por eso ahora que el tenis regresa a la gran gira de tierra, Nadal y Djokovic, Djokovic y Nadal, merecen casi idéntica atención. El serbio juega hoy en Montecarlo contra el italiano Andreas Seppi, y el español debuta en el torneo monegasco ante el finlandés Jarkko Nieminen (Teledeporte). Solo se pueden cruzar en una hipotética final.

Nadal conserva todo su estatus en tierra porque sus números son asombrosos. Siete títulos consecutivos en Montecarlo, seis en Barcelona, dos en Madrid, cinco en Roma y seis en Roland Garros, incluido el del año pasado. Todo eso tiene por delante. Pero el serbio encarna el presente. Suyas fueron las siete últimas finales contra el español, incluidas las dos más recientes en arcilla, en la Caja Mágica y en el Foro Itálico. Esas son las dos plazas que quiere reconquistar Nadal camino del récord de los récords, la séptima victoria en París, algo jamás visto. Porque la inspiración de Roger Federer, verdugo del balcánico en el último Roland Garros, impidió allí una final Nadal-Djokovic el año pasado.

Nadal no compite desde hace 20 días en Miami, donde evitó jugar la semifinal contra Andy Murray por una lesión de rodilla que le tuvo dos semanas parado. Se plantó en Montecarlo con apenas cuatro entrenamientos. «No me siento cómodo, incluso hoy. Necesito tiempo, necesito jugar partidos, necesito entrenar», confiesa. Davis aparte, no levanta un trofeo desde hace diez meses. Pero esa historia ya es conocida, y la tierra le reconcilia siempre con los éxitos.

El serbio llega inmenso en su condición de número uno mundial indiscutible (hasta hoy). Su liderato del ránking no peligra hasta Roland Garros; no así el segundo puesto de Nadal, el que le garantiza no enfrentarse con Djokovic hasta las finales.

Entre los mejores, solo falta en Montecarlo Federer, que no se unirá a la gira de tierra hasta Madrid. Que nadie lo descarte.