La ronda francesa es uno de esos ejemplos de eventos en el que la participación no afecta ni a su prestigio ni a su repercusión; algo similar a lo que sucede con el torneo de Wimbledon, la Superbowl en Estados Unidos, el Gran Premio de Montecarlo, Masters de Augusta de golg o el maratón de Nueva York. Es la competición la que da prestigio a quien la disputa, no el deportista o equipo el que la revaloriza con su participación.
El que en este Tour de Francia no esté Alberto Contador puede que quite repercusión en España entre quienes solo se fijan si un español puede ganar. Pero ya llevamos 5 etapas y las cunetas están abarrotadas de público y los ciclistas lo dan todo por conseguir la victoria. Y conviene recordar que en 2010 sí que participó, lo mismo que su enemigo-amigo Andy Schleck y ambos fueron batidos por Cadel Evans.
El australiano es el más citado como favorito ya que no tiene puntos flacos. Pero hay muchos más aspirantes al amarillo: Wiggins, Alejandro Valverde, Samuel, Nibali, Hesjedal, Menchov, Leipheimer, Brazkovic y él que yo pongo en mi particular apuesta: Robert Gesink
Aparte está el sensacional Peter Sagan, un debutante de 22 años que ha arrasado en las llegadas con cierta dificultad, en las que los esprinters se asfixian. A mí me dejó con la boca abierta en la Paris-Niza de 2010 ?con 20 años recién cumplido- cuando ganó dos etapas con poderío. En 2001 se estrenó en una grande con tres etapas en la Vuelta y ahora en el Tour ha confirmado que estamos ante un ciclista que, sin dedicarse a buscar la clasificación general, va a marcar época.