El fracaso del atletismo español el primer día de Londres ha superado los pronósticos. No esperaba grandes logros, pero lo de los tres de 1500 eliminados en 1ª ronda me ha dejado k.o. El segundo día, con el pase a final de Marta Domínguez y la 5ª plaza de Miguel Ángel López endereza un pelín el camino, pero en días venideros volveremos a vivir volantazos negativos. Con lo fácil que parece el atletismo -el hombre contra el crono o la cinta métrica- es el deporte más complejo al ser muchos en uno. Poco tiene que ver un marchador, con un lanzador y con un saltador. Es como si todos los deportes de balón y portería estuviesen en la misma federación. Por eso en el atletismo hay especialización y excepto EE.UU. ninguno brilla en todos los eventos. Incluso algunos que arrasan en unos ni siquiera participan en otras ¿hay fondistas jamaicanos o velocistas keniatas?
En el equipo español los hay atletas de casi todos los eventos pero sin ser punteros en ninguno. La culpa no es de los atletas, dado que hacen todo lo que pueden con sus condiciones genéticas y medios para entrenarse. Que cada vez son menos, lo mismo que la rentabilidad económica. La crisis está haciendo mucha pupa al atletismo, la cantera disminuye, desaparecen los mítines y eso ennegrece el futuro. Con de vez en cuando hay un rayo de luz como la triplista gallega Ana Peleteiro.
En cuanto a Marta Domínguez, si ya no me ha gustado su actitud desde la operación Galgo, lo más reciente está siendo impresentable: no informa durante julio de su la lesión en Helsinki y no habla en Londres con la prensa. Que Marta es gran atleta y que se ha entrenado como una bestia toda su vida nadie lo duda; pero se está ganando a pulso que sus éxitos dejen de emocionar al público español.