Un finalista y un diploma, raquítico balance español en las dos primeras jornadas de competición
05 ago 2012 . Actualizado a las 18:26 h.Las dos primeras jornadas de competición han bastado para mostrar todas las miserias del momento que vive el atletismo español. Dieciséis competidores en liza y dos únicos finalistas: Miguel Ángel López, quinto y diploma olímpico en 20 km marcha -la única noticia agradable-, y Marta Domínguez, que entró cuarta y se mete en la final de los 3.000 obstáculos. Todo lo demás, un reguero de decepciones encabezado por el 1.500, incapaz de meter a ninguno de sus tres representantes ni en semifinales.
En pleno relevo generacional, no eran buenas las perspectivas del atletismo español para Londres. Tras el cero de Pekín, nadie se atrevía a vaticinar una medalla para la delegación española. Hace tiempo que la cúpula directiva de Odriozola prefiere hablar de finalistas, pero hasta en ese aspecto ha patinado con estrépito el equipo en el arranque de competición.
Doce eran las opciones de avanzar hacia las finales el día del estreno del atletismo, y todas ellas fracasaron. Ayer eran cuatro, y tres hicieron agua. La principal tragedia se ha dado en el milqui, una carrera en donde España había tenido representación ininterrumpida desde los Juegos de Seúl 88 y en donde había conseguido incluso el oro olímpico en Barcelona con Fermín Cacho.
En Londres Bustos, Ruiz y Álvaro Rodríguez no pasaron de la primera criba. «Soy español, ¿A qué quieres que te defraude?», comentó este último en su cuenta de Twitter.
La misma historia se repitió en longitud con el dúo de participantes, en los lanzamientos, en el triple, en el mediofondo y hasta en los obstáculos. Porque en la final masculina de esta tarde tampoco habrá representación masculina pese a todo el revuelo que se montó con Ángel Mullera. Una polémica que terminó por reducirse a los casi nueve minutos que el catalán estuvo sobre el tartán. Nunca con opciones reales de meterse en la final (terminó penúltimo) y con un control de dopaje esperándole en la línea de meta.
La única que ha conseguido acceder a la final ha sido la ahora inaccesible Marta Domínguez. En su retorno a una gran competición tras la suspensión derivada de la archivada operación Galgo y tras la maternidad, la palentina no emitió las mismas sensaciones que en otras ocasiones, pero sigue teniendo el instinto competitivo necesario para alcanzar la última de las plazas que daban derecho a estar en la final del lunes. Titubeó en las vallas, pero supo aprovechar la última recta para meterse. Su compañera Diana Martín hizo marca personal pero no le bastó. Otra seña más del nivel actual que atraviesa el atletismo español.
20 kilómetros marcha
Algo parecido llega desde la marcha. Salvo en Pekín, jamás había faltado a su cita con el podio en la historia reciente, y cualquier otro escenario sería un fracaso para la factoría de metales del atletismo español, pero en semejante páramo, el quinto puesto de ayer del joven Miguel Ángel López parece una esperanzadora noticia.
Semejante decadencia no es algo nuevo. Se viene anunciando desde que en los Europeos de Múnich 2002 se tocara techo. Desde entonces la curva descendente no ha dejado de acelerar y las masivas nacionalizaciones tampoco han parado la sangría. En la última década el atletismo español ha salido perdiendo en todas las comparativas, tanto a nivel doméstico, como con los países de su zona. Se ha quedado atrás y sin noticias de un mundo mejor. Solo una medalla inesperada podría maquillar el desastre.