
«Si hay trifulca, no puedo separar a nadie, solo observar», indica el eumés Javier Iglesias Villanueva, cuarto árbitro del Barça-Madrid
06 oct 2012 . Actualizado a las 16:00 h.Empleado de un empresa de energía eólica, árbitro consolidado en Segunda División B y vecino de Pontedeume de 37 años. Javier Iglesias Villanueva será el domingo la barrera que separe los banquillos de los entrenadores, los ojos sobre Tito Vilanova y José Mourinho en el Barça-Madrid: «Es un partido complicado por todo, e intentaré hacerlo lo mejor posible. Sobre todo es delicado por lo que tiene alrededor, pero la dificultad, al final, dependerá de los jugadores». O de los técnicos, porque en el banquillo blanco el portugués ya demostró sus dotes en más de una ocasión para añadir gasolina al fuego o incendiar el partido más fraternal.
Entre sus atribuciones figura el control de los banquillos, por lo que deberá marcar a Mou y Tito, cuya relación vivió su momento más tenso cuando el portugués metió el dedo en el ojo del catalán -entonces ayudante de Pep Guardiola- en la Supercopa de España del 2011.
«Observar los incidentes»
Sabe cuál es su papel si se produce cualquier rifirrafe entre jugadores o técnicos en su zona. «En principio, esperemos que no se produzca ningún incidente. Pero si hay una trifulca, no puedo separar a nadie, solo observar. Nuestra misión es seguir al máximo todo lo que pase, para así trasladárselo luego al árbitro. No nos podemos meter en medio, sino verlo desde fuera», explica.
Noticia por correo electrónico
Javier Iglesias Villanueva -hermano de Ignacio, colegiado que vive su tercera temporada en Primera División- recibió la noticia a través de un frío correo electrónico. «Me llevé una agradable sorpresa». Formará equipo con un trío vasco encabezado por Carlos Delgado Ferreiro. No porque mantengan una relación estable, pues la designación del cuarto árbitro la realiza un comité de forma independiente. Sí ayudó de forma más frecuente a su hermano.
Aún no vigiló nunca un banquillo de Mourinho. Aunque ya le echó una mano en dos ocasiones a su hermano en el Camp Nou, en visitas del Betis y el Santander. «Fue una experiencia interesante, pero esta los es más si cabe. A mayor ambiente, parece que favorece el espectáculo, y todo es un poquito más bonito», indica.
«A cualquiera le motiva»
El clásico supone una motivación más, un reto nuevo en su carrera. «Se trata de un encuentro que a cualquiera le motiva, un clásico, uno de los mejores partidos hoy en día a nivel español, europeo y mundial. Me quedará de recuerdo para explicar a los que vengan. Por ejemplo, a mi sobrina pequeña se lo contaré dentro de unos años», explica antes de salir a correr, casi como cada día, por el estadio de atletismo de A Malata.