El ganador del Tour del 2010 lleva 11 meses sin acabar una vuelta por etapas
19 mar 2013 . Actualizado a las 18:50 h.Entró en el ciclismo profesional de la mano de Bjarne Riis, pero nació con las pedaladas incrustadas en su genética. Andy Schleck (Luxemburgo, 1985) es el menor de los tres hijos del excorredor Johny Schleck, bicampeón de su país en ruta, y comparte pasión con su hermano Frank, ahora sancionado por dopaje y con quien formó durante años una pareja temible para el pelotón. Con tan solo 21, en el 2007, finalizó en segunda posición en el Giro de Italia por detrás de Danilo Di Luca. Dos más tarde, repetía resultado pero esta vez en el Tour, solo superado por el español Alberto Contador. Entonces ya se había convertido en la mayor promesa de este deporte.
Volvió al segundo cajón del podio en la edición siguiente de la ronda gala, pero el positivo de Contador lo convirtió en campeón. Ya en el 2011 fue Evans el que le superó en la penúltima etapa. Necesitaba conservar 57 segundos de ventaja en una contrarreloj de 42,5 kilómetros con salida y llegada en Grenoble. No pudo. Sin embargo, paradójicamente aquella instantánea cruzando la línea de meta, exhausto después de perder el maillot amarillo, fue el último destello de su meteórica carrera. Desde aquel 23 de julio no se le ha visto entre los primeros puestos de una prueba internacional y acumula once meses sin finalizar una vuelta por etapas.
El niño prodigio, que encandiló a los aficionados al ciclismo por su forma agresiva de correr cuando el asfalto se inclina hasta apuntar al cielo, ha tocado fondo. Y su equipo, el Radioschack-Leopard, una maquinaria demoledora elaborada para impulsarlo al estrellato, empieza a cansarse de que su líder se haya marchado para no volver. «No estoy contento de cómo se comporta. Andy no se considera parte del equipo. Espero que comience a ser un atleta de verdad», declaró la semana pasada el patrón de la formación, Flavio Becca.
Desde fuera del ciclismo se señala una caída en la Dauphine, donde se rompió el sacro, como el principio de su descenso al anonimato. El golpe le privó de acudir al Tour del 2012. Pero desde las entrañas del pelotón, consideran que el positivo por dopaje de su hermano Frank, que se produjo solo unos meses después, impactó todavía más fuerte en la frágil moral de Andy. Se derrumbaba quien había sido su guía en la carretera y fuera de ella, donde en los últimos años el menor de los Schleck ha representado capítulos polémicos. Frecuentes episodios de abuso del alcohol, como el que ocurrió en la Vuelta del 2011, donde fue expulsado por su mentor, Bjarne Riis, al llegar a las cinco de la mañana al hotel antes de la décima etapa; o el que protagonizó recientemente en un hotel próximo al aeropuerto de Múnich, donde un diputado belga lo encontró «totalmente bebido», no auguran su retorno triunfal.