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La final de la NBA se decidirá en la madrugada del jueves con el equipo texano lamentando la oportunidad perdida de sentenciar
19 jun 2013 . Actualizado a las 21:44 h.Casi sin tiempo de digerir las emociones vividas el martes, Miami Heat y San Antonio Spurs disputarán el jueves (3 de la madrugada) el último y definitivo encuentro para decidir el campeón de la NBA, con dos equipos trabajando en solucionar problemas pendientes y controlar las emociones.
Los Heat sobrevivieron a una situación agónica con su épica victoria 103-100 en la prórroga del sexto encuentro, en el que los Spurs tuvieron en su mano la conquista del anillo. Hubo tanta emoción como errores, según confesaron los protagonistas. «Lo dimos todo. Definitivamente, es el mejor partido que he vivido y me siento un privilegiado de haber formado parte de ello», afirmó LeBron James.
Los Spurs mostraron la otra cara de la moneda, la de un equipo que se sintió ganador durante mucho tiempo, pero que finalmente entregó el triunfo por errores propios y con polémica arbitral. El argentino Manu Ginóbili protestó una jugada en la que pidió falta personal a 1,9 segundos del final con su equipo a un punto de los Heat (101-100). «No nos queda otra opción que pasar la página y salir con mentalidad ganadora. El hoy ya es historia y los buenos profesionales sólo debemos mirar al futuro, no al pasado», analizó el jugador argentino después de una discreta actuación con nueve puntos y ocho balones perdidos, lejos de la brillantez del quinto partido en San Antonio.
Tim Duncan (30 puntos y 21 rebotes) reconoció su «decepción» por lo ocurrido el martes, pero pidió confianza: «Ya hemos demostrado que podemos ganar a Miami y a cualquiera». Los Spurs lamentaron la pérdida de su ventaja de diez puntos con la que entraron en el último cuarto y los cinco tantos de distancia a 28 segundos del final, además de los errores en los tiros libres en momentos decisivos. Por su parte, James reconoció que «hubo muy malas decisiones» en los Heat. Pero todo el mundo del baloncesto sitúa las emociones vividas por encima de los errores cometidos por los dos equipos. «Es uno de los dos o tres mejores partidos de la historia de la NBA», aseguró el legendario exjugador Magic Johnson.
Ahora la cuestión es ver cómo afectará para el decisivo séptimo partido lo vivido en estas series y más concretamente en el sexto partido. Porque los Spurs deben volver a jugar en cancha ajena después de haber tenido en sus manos la resolución del anillo. Mientras, los Heat siguen acusando enormes problemas en el juego interior y mal estado físico de algunos jugadores, como Dwyane Wade. «No va a quedar nada en ningún jugador. Es el último partido y el que gane será el mejor», resumió James.
Para los Heat será la opción de revalidar su título de campeón, mientras los Spurs encaran la opción de conquistar su quinto anillo. El equipo de Miami intentará ganar para convertirse en el octavo equipo que logra remontar un resultado adverso de 3-2 en una final. Aunque a su favor tiene otra estadística: ningún equipo perdió el último partido de una final como local desde 1985, con el formato 2-3-2.
Y no hay favorito para el encuentro del jueves, vistos los toboganes emocionales y deportivos que está ofreciendo esta serie. «Si el 29 de septiembre, cuando comenzamos la pretemporada en China, nos hubieran hablado de la posibilidad de jugar el séptimo partido de una final, todos lo hubiéramos firmado», aseguró Erick Spoelstra, técnico de los Heat. Y Ginóbili recuerda: «No hay margen, no hay octavo partido. Es ahora o nunca».