La Vuelta, plagada de grandes figuras del pelotón, arranca mañana un recorrido trepidante
23 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La tradicional imagen de una siesta de verano con la televisión de fondo mientras los ciclistas, agrupados en pelotón, completan los últimos kilómetros de una maratoniana y sofocante etapa llana, ya solo forma parte del Tour. La organización de La Vuelta, en la parte que le corresponde, se ha decidido a acabar con ese icono estival. Para ello no ceja en su empeño de diseñar recorridos trepidantes, que dejan sin aliento al espectador, trayectos cortos con aliciente, sube y baja constantes y parajes que invitan a soñar. La edición que comienza mañana en el Vilanova de Arousa no es una excepción dentro de esta línea. Arranca con una contrarreloj por equipos sobre una batea y en su segunda llegada ya prueba un puerto de primera categoría edulcorado con vistas idílicas.
Pero es que en sus tres semanas y 3.319 kilómetros, la caravana de la ronda española visitará el fin del mundo, las paredes del Angliru, los repechos del Alto del Naranco, la exigencia de los Pirineos, las montañas del sur, para terminar el 15 de septiembre en Madrid, ya casi anunciando el otoño.
Esta apuesta de diversión es, además, correspondida por las grandes figuras del pelotón. No estarán ni Froome ni Contador, tampoco el revolucionario Quintana, pero sí Purito Rodríguez, Alejandro Valverde, Samuel Sánchez, Urán, Henao, Betancur o Vincenzo Nibali, el vencedor del último Giro de Italia. Un elenco de lujo. Potencia suficiente como para triturar cualquier carrera en un par de arrancadas. Mezcla de savia nueva para tiempos nuevos y grandes veteranos en eclosión.
Terreno para los escaladores
Evidentemente quienes abrazan este discurso eléctrico en el que ha caído La Vuelta son quienes disfrutan cuando el asfalto apunta hacia el cielo. Quizás Purito, que en la pasada edición y en el último Tour ya exhibió cuajo de ganador de una grande, es el modelo de escalador que encaja a la perfección en este traje echo a base de jirones de desnivel. Tampoco Valverde pinta mal para la general. Completo y con un gran equipo, llega con ganas de matar en casa la amargura del Tour. Con ellos dos solos, ya están garantizadas 21 jornadas para el entretenimiento.