![Los jugadores del Obra celebraron el título con una comida de grupo.](https://img.lavdg.com/sc/gG871Zn4sqkZhzLLkbJNfLlhDBA=/480x/2013/09/24/0012_201309S24C11F1jpg/Foto/S24C11F1.jpg)
Moncho Fernández modela un proyecto que rezuma juventud y potencial
24 sep 2013 . Actualizado a las 09:36 h.Ni la victoria holgada ante el COB ni la sufrida ante el Breogán dan para sacar conclusiones firmes acerca del nuevo proyecto del Obradoiro Río Natura Monbus. Y lo mismo cabe anticipar respecto a lo que pueda suceder el sábado frente al Real Madrid, cualquiera que sea el resultado. Pero sí se atisba que este es un equipo todavía tierno, con mucho margen de trabajo por delante. Es lo propio de las pretemporadas, siempre, y más cuando hay una apuesta clara por la juventud, obligada por los ajustes presupuestarios. No es lo mismo firmar jugadores hechos que traer expectativas.
A Vasilis Xanthopoulos, que además lleva con el grupo desde el primer día, se le vio ya más engranado en el colectivo. Es su primera experiencia fuera de Grecia, pero en la liga helena conoció al Panathinaikos, el Panionios, el Panellinios y el Paok de Salónica.
Durand Scott apenas suma tres entrenamientos con el grupo. Muscala y Minnerath, que se incorporaron con el mes de septiembre ya avanzado, firmaron números muy aceptables, aunque en defensa se les vio más de una laguna. Los tres son veinteañeros que acaban de terminar la Universidad y se aprestan a vivir su primera experiencia en el baloncesto profesional.
Son casos como el de Robbie Hummel, que vino con más pedigrí. Tras recuperarse de una lesión, se sumó al equipo mediada la primera vuelta. Más de un aficionado recordará todavía su estrenó, en el que lanzó a canasta casi todo lo que le llegó. Pero acabó siendo uno de los referentes del equipo.
También fue indiscutible la progresión de Salah Mejri, si bien en su caso ya conocía el baloncesto europeo, tras su estancia en Bélgica. O la de Pavel Pumprla, que ya había disputado la Eurocopa, en su caso con el Nymburk.
Lo que parece bien encarrilado, a tenor de los comentarios dejados por varios jugadores en las redes sociales, es el espíritu de colectivo. Tras ganar la Copa Galicia, los celebraron en grupo con una comida.
Referencias y realidades
A priori, la realidad del Obradoiro está más cerca del actual proyecto, austero, que del que el pasado curso, austero pero no tanto, acabó entre los ocho mejores de la Liga. En ese contexto, vienen a colación unas reflexiones de Miki Feliu, hace tres temporadas, en la antesala de un Obra-Manresa, tras definir a sus aficiones como «dos de las más entendidas, quizás más entregada la de Sar y más exigente la del Nou Congost».
Añadía entonces: «En el derbi con el Breogán -la temporada anterior, en el play off de ascenso-, cuando íbamos catorce o quince abajo y la gente empezó a empujar... Fue algo increíble. En Manresa probablemente no hubiese pasado lo mismo y la grada habría sido más crítica. Ojalá que con el tiempo se consolide el proyecto obradoirista y que cada vez vayan llegando más triunfos. Y entonces, seguramente, la gente también se volverá más exigente». Quizás sea ley de vida. Y siempre hay licencia para soñar, como demostró el equipo el pasado curso.