Medallas al borde de la anemia

pablo penedo / nino soto VILAGARCÍA, PONTEVEDRA / LA VOZ

DEPORTES

Falta de comida y camas de 70 centímetros tras el éxito del maratón gallego

25 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Ensombrecida por la modalidad de pista, el maratón es con diferencia la familia del piragüismo que más alegrías internacionales ha dado a España. En buena medida por la aportación de los especialistas gallegos. De hecho, de las ocho medallas que el combinado hispano se trajo el lunes del Mundial de Copenhague, Dinamarca, media docena contó con firma galaica. Y ello, pese a todo.

Porque las condiciones en las que la selección afrontó sus cinco días de estancia en tierras danesas distaron mucho de ser las idóneas para unos deportistas de élite, por mucho que no sea el maratón modalidad profesionalizada en España. Empezando por la tónica sufrida por los palistas en los tres últimos años, con la mayoría de los internacionales teniéndose que pagar de su bolsillo, o del de sus clubes, los gastos de viaje y estancia. En esta ocasión, solo 10 de los 42 piragüistas fueron cubiertos por la Real Federación Española de Piragüismo (RFEP). De ellos, seis de los siete gallegos. ¿El requisito? Ganarse las plazas en los barcos con los que el año anterior España había subido al podio.

El caso es que los 45 de la expedición hispana, sin seleccionador por primera vez en años y con solo dos técnicos al frente, uno de ellos el catoirense Luis Busto, se encontraron con que el hospedaje elegido por la RFEP entre los ofertados por la organización del Mundial «parecía un barracón militar». Lo dice el vilagarciano Diego Romero, y lo corrobora la armada gallega. Empezando por su compañero de plata en el C-2 y subcampeón también del C-1, el grovense Tono Campos, que recuerda que «nos meteron en habitacións de 2 por 2 metros e de catro liteiras, con camas de 60 ou de 70 centímetros de ancho. Tiñamos que durmir sen movernos». Y en el caso de los séniores, al menos, dormían dos o tres por habitación. El barracón y sus ocho duchas comunes era compartido además con la quincena de palistas de la selección argentina.

La gota que colmó el vaso de la paciencia se vivió en la noche del jueves -la selección española había llegado a Copenhague el miércoles y competía viernes, sábado y domingo-. «A comida era escasa», recordaba ayer el isleño Ramón Ferro, que el domingo se proclamaba tricampeón mundial de C-2 junto al pontevedrés Óscar Graña. Pero en la cena del jueves los siete últimos españoles en pasar por el comedor descubrieron que el cátering contratado por la organización se había acabado ya. Y no por gula de sus compañeros. Hubo una llamada, y «nos trouxeron unhas pizzas». A partir de ahí, y tras dársele un toque a la organización, aclara Luis Busto, «mandábannos unha morea de comida. Ata puidemos invitar os arxentinos os dous últimos días».

Pero el episodio más surrealista lo tuvo que vivir el tricampeón mundial y cuatro veces ganador del Descenso del Sella, el pontevedrés Álvaro Fernández Fiúza, plata en el K-2 en Copenhague que tuvo que confeccionarse su propia camiseta para poder competir con el asturiano Walter Bouzán. Cuando la Federación lo dejó sin ropa sin previo aviso tuvo la impresión de que «poco menos me insinuaron que la ropa me la tendría que haber traído yo. Fue lamentable, penoso». Sin mucho tiempo para reaccionar, logró serigrafiar en Copenhague una camiseta con los colores oficiales de España «con la ayuda de mis patrocinadores. Salí a competir con prendas legales ya que eran blancas y rojas».

«Parece que estamos dejados de la mano de Dios, y esto no puede ser», exclama el laureado Óscar Graña.

Temor a que la Federación de Piragüismo suprima toda ayuda en el 2014

«Alguén da Federación comentounos que ao mellor o ano que vén quitan ata as bolsas aos non olímpicos». Ramón Ferro verbaliza el miedo generalizado entre los maratonianos de élite gallegos. Navalleiro de profesión, su oro mundial del 2012 se tradujo en una beca de 350 euros al mes, cuando hace no tantos años por el mismo resultado se cobraban 500. Eso, y la cobertura de los gastos derivados de la participación en las grandes citas internacionales, en las que Ferro y Graña firmaron este año su primer doblete al ganar también el Europeo.

Con el Mundial del 2014 en Oklahoma, Estados Unidos, los medallistas gallegos creen que la RFEP se cargará incluso hasta la cobertura de la participación en las plazas con medalla en Copenhague. Entre ellas, las ya mencionadas, y las que Iván Alonso, del Káyak Tudense, se colgó en el K-1, plata, y K-2 Sénior, oro, con el zamorano Merchán.

Al calor de la tensión generada el pasado jueves tras el episodio de la falta de comida en Dinamarca, los dos responsables técnicos de la última selección española y los internacionales séniores consensuaron una carta que dirigirán en breve al presidente y la junta directiva de la RFEP reclamando una serie de compromisos que garanticen la supervivencia de España como potencia mundial del maratón. Cosas tan razonables como el establecimiento de unos criterios claros de selección de palistas y el mantenimiento de las becas para los medallistas internacionales.