Compartieron en La Voz sus vivencias en la Copa del Mundo de Tahití
04 oct 2013 . Actualizado a las 10:41 h.España se quedó a un solo peldaño del cielo futbolístico. Sobre la arena, dos gladiadores gallegos: Miguel Santiso Mosquera Kuman (A Coruña, 1991) y Nicolás Alvarado Caporale (nacido en Buenos Aires en 1976, hijo de un músico dedicado a la canción protesta y debido a ello, emigrante forzoso a Galicia). Del Mundial de Tahití les queda una de las mejores actuaciones de la selección española de fútbol playa. Y una medalla de plata.
Pregunta. ¿Vivirán del fútbol playa?
Nico. Llegué de Tahití a las nueve de la mañana y a las nueve y media estaba trabajando. Y pude ir gracias a mi compañero, que trabajó un mes sin descanso.
Kuman. Y yo, porque trabajo en un negocio familiar.
P. ¿Cómo se motivan, pues?
N. Es que la motivación no es económica. Yo quiero ganar, independientemente del dinero. Es superación personal. Si te basas en lo económico, no te mueves de casa. Cuando me retire, las vivencias y los amigos es lo que me quedará. Yo empecé con Salinas, Michel, Butragueño...
P. ¿Cómo ven el futuro?
N. Espero que este deporte evolucione y que yo pueda dedicarme a otra faceta, como la técnica. Que se profesionalice. Pero no lo veo a corto plazo. Pero como yo empecé con este deporte como jugador, entiendo que debe evolucionar y que debe haber cabida para todos. Me gustaría ser entrenador, porque es un deporte que me encanta.
K. La esperanza de mi generación es que podamos vivir de esto, que el deporte gane estructura. Ha mejorado lentamente en los últimos años.
P. El público esperaba el oro en Tahití, sorprendida por Rusia.
N. Me sorprendió el seguimiento de la gente, a pesar del cambio horario.
K. Rusia tiene potencial. Tiene un buen trabajo de base, una buena inyección de dinero y tienen el mismo bloque desde hace tiempo gracias a un entrenamiento regular y a su Liga, que es la mejor que hay y con los mejores jugadores.
P. ¿Con qué se quedan de la Copa del Mundo?
N. Hemos estado de maravilla. El equipo ha ido creciendo, ha sabido sufrir desde el primer partido. Y que no parezca que fue suerte. Hubo un antes y un después con el partido de Tahití. Estaba fortísimo, eran buenos. Llevaban entrenando un año. Era un partido peligroso y ganamos con contundencia tras dos partidos ganando muy justitos. Nos dio moral.