Casi 20 millones de personas intentaron sacar una entrada para el último partido del mejor bateador de la historia
13 nov 2013 . Actualizado a las 21:33 h.En el segundo país más poblado del mundo el deporte más popular es el críquet. En el estado en el que los habitantes se cuentan por millones hay un elegido: Sachin Tendulkar. Nacido en Bombay en 1973, se trata de un hombre hecho a sí mismo que ha conseguido inscribir su nombre entre los ídolos de la población gracias a su pericia. Desde su primera convocatoria con la selección india en 1989, cuando apenas tenía 15 años, Tendulkar (El pequeño maestro, le apodaron), ha batido récords increíbles que se magnificaron gracias a las retransmisiones de televisión: ha sido único bateador en la historia del críquet en anotar 100 centuries en partidos internacionales, el deportista con mayor número de carreras en las modalidades de uno o varios días y se coronó como el líder de la selección india que logró la Copa del Mundo del 2011 en su propio país.
«En términos estadísticos vas a encontrar jugadores con mejores números en el futuro, pero hay boxeadores que han mejorado los récords de Mohammad Ali y si hablas de boxeo tienes que mencionar a Muhammad Ali, si hablas de baloncesto tienes que citar a Michael Jordan. Cuando hablas de críquet tienes que hablar de Tendulkar», aclara el prestigioso bateador de Indias Occidentales Brian Lara. Sin embargo, los tiempos de Sachin Tendulkar caminando por la hierba van a terminar. El 14 de noviembre ha sido el día elegido por el deportista para retirarse en su partido test número 200 después de 24 años de carrera.
En Bombay, con el estadio Wankhede Stadium preparado para que 32.000 espectadores despidan al supersticioso jugador, el duelo se presenta como el homenaje para un deportista que ha superado los límites del amplio campo de críquet. Actualmente, los indios ven a Tendulkar como un modelo a seguir, un hombre que ha prosperado hasta ser el deportista número 51 mejor pagado del mundo según Forbes, ha sido condecorado con la Rajiv Gandhi Khel Ratna (la distinción deportiva más elevada del país), varios músicos han compuesto un álbum para homenajearle, se suceden las estatuas y jardines con su nombre y es esgrimido como símbolo contra la corrupción por lo políticos pesar de que en el 2001 fue suspendido por alterar las condiciones de la bola en un partido contra Sudáfrica.
«El críquet es nuestra religión y Sachin es nuestro dios», suelen decir los seguidores de un deportista que sacó una edición de 10 ejemplares de su biografía con algunas gotas de su sangre y con hojas de oro. Este jueves, en su último encuentro el bateador zurdo que golpea con la derecha contendrá la respiración, entrará con su pie izquierdo y vivirá el reconocimiento de las masas. Casi 20 millones de personas intentaron sacar una entrada para la última oportunidad en que ver al ídolo. «Os agradezco desde lo más profundo de mi corazón los 24 años de apoyo», avisó en su Twitter. Pero en ese estadio de Bombay compartirá por primera vez el momento con uno de los mayores apoyos de su carrera.
Su madre, quien nunca le ha visto disputar un partido internacional, se esforzará por acudir al estadio en silla de ruedas para despedir a su hijo. El resto, despedirán al dios de críquet.