El talento para rendir en la mayor de las citas planetarias encumbra al canoísta de Hío
29 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.En la encuesta realizada por La Voz a más de 150 deportistas de la comunidad también se incluye una pregunta sobre la mayor gesta del deporte gallego. En este punto tampoco hay discusión. El talento de David Cal para rendir en los Juegos, la mayor de las citas planetarias, encumbra al canoísta de Hío, el máximo medallista olímpico de la historia de España. Cinco metales se han balanceado sobre su cuello. El último, la plata de Londres. La que conquistó en un arreón final que parecía inimaginable, solo a la altura de los más grandes y Cal no cabe duda de que lo es.
Su principal rival en esta votación fue la memorable carrera de Javier Gómez Noya en los Juegos de la capital británica. En ella desafió a los portentosos hermanos Brownlee y en ella se subió al segundo peldaño del podio. El triatleta conoce bien la dificultad de conseguir una medalla en unos Juegos. Era el principal favorito para tocar el oro en Pekín y se le terminó escapando el bronce. Desde Atenas, David Cal no ha aflojado y ya tiene el punto de mira puesto en Río. Quiere continuar ensanchando su leyenda. Solo la búsqueda de ese hito, radiografía a la perfección la magnitud de su personalidad.
«A nivel deportivo poco se puede añadir a que es el máximo medallista en la historia del deporte español. Este hecho habla por sí solo», indica sobre él Borja Golán, quien agrega: «Pero luego está la dureza del deporte que practica. Los entrenamientos casi en solitario y en condiciones agotadoras... Es muy difícil de igualar». «Tuve la oportunidad de conocerlo en persona en Santiago y me asombró su sencillez y humildad. Pese a todo lo que ha conseguido, es alguien muy cercano», recalca esta figura dentro del mundo del squash.
Pero también David Cal, como la generación de piragüistas gallegos a los que representa, también es valorado por haber iluminado una disciplina alejada de los focos de la información, un deporte que no arrastra a masas, de los tradicionalmente llamados minoritarios. «En ese tipo de deportes casi no hay apoyos y cuesta un mundo poder llegar a la élite, a vivir de ellos», explica el motociclista Dani Rivas. «Su capacidad -indica- de rendir en el momento adecuado, bajo la presión de una sola carrera, de un momento en el que no puedes cometer ni un solo fallo es memorable». Pero, sobre todo, lo que más concentra la admiración de Rivas por Cal es su forma de aislarse antes de las pruebas que señala en el calendario. «Pasa a hacer una vida monacal para la que no todo el mundo está preparado. Hace falta ser mentalmente muy fuerte para mantener esa rutina», asevera.
Para una joven promesa de la natación gallega, la pontevedresa Bea Gómez, quien ya ha debutado en unos Juegos, el canoísta es también un espejo en el que mirarse, un punto en el horizonte hacia el que quiere seguir dando brazadas. Valora todo lo que ha hecho para convertirse en un mito, «en el español con mayor número de medallas olímpicas».
Respaldo de otros piragüistas
«Siendo objetivos, no tiene ninguna duda, el mayor hito en la historia del deporte gallego son las cinco medallas de David Cal», declara Álvaro Fernández Fiuza. «Aunque, y en este caso no sé si soy objetivo, la que me arrancó unas lágrimas y me puso los pelos de punta fue el oro en K2 500 de Craviotto-Perucho en Pekín. Para mí, fue sensacional», añade. «Ningúen ten as cinco medallas que ten él», sentencia el arousano Ramón Ferro.