Fernando Alonso adivirtió que a partir de Shangai la escudería italiana debería empezar a subir al podio
16 abr 2014 . Actualizado a las 12:39 h.El Gran Premio de China de fórmula 1, que se disputará este fin de semana en el circuito internacional de Shangái, mostrará si el piloto español Fernando Alonso (Ferrari), que ganó allí el año pasado, será capaz de recortar distancias ante la superioridad de Mercedes en este Mundial.
La prueba, que se celebrará allí por undécimo año consecutivo, supondrá para Ferrari una esperada hora de la verdad, después de que Alonso prometiera que «la revancha (frente a las flechas plateadas) será en China», y dijera que es a partir de Shanghai, Montmeló y Mónaco cuando su escudería debería empezar a subir al podio.
En efecto, la ronda anterior, en Baréin, en la que Alonso acabó noveno y su compañero, el finés Kimi Raikkonen, décimo, era técnicamente la peor del Mundial para su F14-T, pero también sirvió para confirmar el difícilmente mejorable arranque de temporada de Mercedes, cuyos pilotos acaparan las tres victorias hasta la fecha.
En efecto, el alemán Nico Rosberg continúa liderando el campeonato, con 61 puntos, tras ganar el Gran Premio de Australia en Melbourne y quedar segundo en los dos siguientes, seguido, a 11 puntos, por su compañero británico Lewis Hamilton, que fue segundo en Australia y ganó en Sepang (Malasia) y Sakhir (Baréin).
Les siguen en la clasificación el alemán Nico Hülkenberg (Force India), también con un motor Mercedes, el más adecuado a los nuevos requisitos de la FIA para el Mundial de este año, a 33 puntos, y en cuarto lugar está Alonso, a 35 puntos, necesitado de empezar a recortar distancias si quiere mantener su aspiración al liderazgo.
Históricamente Shangai no es un mal circuito para el asturiano, que ganó allí por primera vez con Renault el Gran Premio de China en el 2005, el año en que logró el primero de sus dos campeonatos mundiales, y que repitió esa victoria el año pasado, la primera de las dos que logró cosechar durante la temporada anterior.
Con todo, Ferrari ha sufrido para tratar de plantar batalla a la superioridad técnica de los motores Mercedes en las tres primeras rondas del Mundial (en las que Alonso acabó dos veces cuarto y una noveno), y en esta cuarta etapa se verá si sigue lastrado por los mismos problemas de potencia y lentitud en las rectas.
Tras los malos resultados de Baréin, y los años de sequía desde que Raikkonen ganó para la escudería el Mundial de 2007, y el Mundial de constructores que se logró en 2008, el que fuera durante seis temporadas director deportivo del equipo de Maranello, Stefano Domenicali, acabó presentando su dimisión. Le sustituirá por el momento Marco Mattiacci, hasta ahora consejero delegado de Ferrari para Norteamérica, un directivo brillante para la compañía, aunque sin experiencia deportiva, que fue designado por el propio presidente, Luca Cordero di Montezemolo, quien dijo «sufrir» en Baréin, al ver a sus coches rojos tan lentos.
Aunque tampoco hay que descartar las opciones del tetracampeón alemán Sebastian Vettel (Red Bull, con motor Renault), que va quinto en el Mundial, a 38 puntos de Rosberg, y a sólo 3 de Alonso, y que ya logró en Shanghai su primera victoria con su actual escudería en 2009, los favoritos para la prueba de China son los Mercedes.
Tras la espectacular batalla que ambos presentaron en las últimas 10 vueltas de Baréin, al frente de la carrera, en la que logró vencer Hamilton, la expectación está garantizada, con los ojos puestos en lo que pueda dar de sí en Shanghái la escudería alemana, que logró allí en 2012, con Rosberg, su primera victoria del siglo.
Y si aquel fue también el primero de los tres Grandes Premios ganados por el alemán en la fórmula 1, el año pasado Mercedes logró además que Hamilton acabara en el podio de Shanghai, con una tercera plaza, aunque también allí, en 2013, Rosberg debió retirarse de la carrera, como hizo su compañero Michael Schumacher en 2012.
El Gran Premio de China se disputará este domingo, día 20, a las tres de la tarde hora local, en un circuito de 5.451 metros, al que se darán 56 vueltas, con un total de 305,256 kilómetros. El circuito chino, que cuenta con un trazado muy amplio, con curvas muy cerradas y varias de las rectas más largas del campeonato, incluida la mayor, de 1,17 kilómetros, imita la forma de la palabra china shang (subir o junto a), primera parte del nombre de Shanghai, que significa juanto al mar en mandarín.