Roland Garros: Rafa Nadal arrolla a la joven promesa Dominic Thiem

Colpisa

DEPORTES

JEAN-PAUL PELISSIER

El balear se impuso con solvencia a una de las promesas del tenis mundial y jugador más joven en el top 100 de la ATP

30 may 2014 . Actualizado a las 00:28 h.

Una cosa es llegar con fuerza después de vencer a Stanislas Wawrinka en Madrid y tener una ilusionante carta de presentación -ser el jugador más joven entre los 100 primeros de la ATP- y otra bien distinta es plantarse en la Philippe Chatrier, la central de París, y ganarle a Rafa Nadal. Un reto que estuvo lejos del alcance de Dominic Thiem. «Es una estrella del futuro», aseguró el primer cabeza de serie en Roland Garros.

Probablemente, la culpa no la tenga el joven tenista austríaco. Es más bien del número uno del mundo, que continúa intratable en París, con una solvencia y una seguridad en su tenis temible. Si en su debut Rafa Nadal sólo cedió tres juegos, en este caso fue un poco más generoso: siete se dejó por el camino (6-2, 6-2 y 6-3). Tal fue su superioridad que sólo le hizo falta forzar la máquina al inicio del tercer set. El resto fue coser y cantar. Ya en tercera ronda, el vigente campeón de Roland Garros espera al argentino Leonardo Mayer.

Pese al buen nivel de Thiem, desde muy pronto dio la sensación de que no había partido, de que enfrente de Rafa Nadal había una gran promesa pero no un oponente capaz de arrebatarle el duelo. El revés a una mano de Thiem hacía aguas cada vez que la derecha liftada de Nadal aparecía.

Ese calvario del número 57 del mundo sobre la línea de fondo se fue agravando según fueron pasando los juegos y Rafa Nadal fue entonando el drive. Los puntos apenas le costaban. Únicamente de vez en cuando se encontraba con la calidad que se le presumía a Thiem. El problema para el austríaco era que de su raqueta salían destellos demasiados esporádicos. Y con un par de golpes buenos y mucha irregularidad es prácticamente imposible ganar a Rafa Nadal en tierra, y menos en Roland Garros a cinco sets. Las dos primeras mangas fueron calcadas en el resultado (6-2) y en el guión. En ningún momento peligraron para Nadal, que rápidamente rompió el saque de su rival y se puso a mandar. Los breaks fueron cayendo uno tras otro al ritmo de su derecha y de su revés, muy incisivo desde la línea de fondo. Además, lo que no hizo fue fallar. Tanto en el primer como en el segundo parcial apenas hizo seis errores no forzados, señal de que jugaba con confianza. Señal también de que no necesitaba arriesgar ante el austríaco, que se desmoronó muy rápido.

Thiem es bueno, y lo será más, pero a día de hoy está lejos del número uno del mundo. De ahí que el austríaco entrase en ese numeroso grupo de jugadores que combaten con Rafa Nadal en París sin opciones, ese pelotón de tenistas que compiten ante el de Manacor por juegos, no por el partido.

Aun así, el hombre que ganó a Wawrinka en Madrid, de 20 años, se fue entonando. Le costó y no se soltó hasta el inicio del tercer acto. Sólo con 1-1 se agrandó, rompió el saque del balear y se puso por primera vez por delante en el marcador. Fueron dos juegos, poco tiempo. Sin embargo, suficiente para ver que le queda mucho que pulir pero tiene algo especial.

Fue lo que necesitó Rafa Nadal para ganar su servicio y romper el de Thiem. Hasta siete roturas sufrió Thiem en todo el partido. Así, imposible

Nadal, que con la edad de su rival ya había ganado dos Roland Garros, se hizo grande en la central de París, donde busca hacerse fuerte para seguir agrandando su leyenda.