Hoy es el gran día que todos llevamos meses esperando. Comienza el Mundial que, por encima del resto, parece que tiene dos favoritas: España y Brasil.
La imagen que dio la canarinha en la Copa Confederaciones dio mucho que hablar pero el grupo salió reforzado. Antes de esa competición se decía que no era el Brasil de hace años, que el nivel de juego era muy bajo. Pero se ganó la Copa con soltura. Y eso, sin duda alguna, ha supuesto una gran inyección de autoestima para el grupo que gestionan Felipão y Parreira.
Claro que a todos nos gusta el jogo bonito. Pero aquella selección brasileña que llegaba a la Copa Confederaciones necesitaba reencontrarse con los éxitos. Llegaba después de haber hecho un mal Mundial y precisaba resultados. Ahí daba igual jugar mejor o peor. Y el seleccionador hizo un equipo competitivo. Un bloque sólido que consiguió ganar, reencontrarse con el cariño de la hinchada y convencerse de que también puede ganar este Mundial, algo que ansía todo el país.
Ahora se presenta otra competición mucho más difícil y para la que todas las selecciones se preparan durante años. Y Brasil llega como favorita gracias, insisto, al bloque ha logrado conformar Felipão. Esta selección no tiene grandes nombres ni individualidades como podían ser Kaká, Robinho o Ronaldinho. Deja esta magia del fútbol a un solo jugador: Neymar. De su estado de forma y acierto dependerá el ochenta por ciento del éxito de la selección en ataque. Ciertamente, yo echo de menos a jugadores como Miranda o Filipe Luis, pero también en España se echa en falta algún jugador. No olvidemos que el entrenador solo puede llevar 23 y es muy difícil.
Este Brasil no engaña. Ha formado algo que hacía años que no se conseguía: un equipo ganador. Antes había alegría por ver Ronaldo, Romario, Bebeto... Jugadores que desequilibraban cualquier partido. Ese papel, insisto, ahora recae solo en Neymar. Toda la responsabilidad para él. Pero creo que está preparado. Y nadie debe sorprenderse. Igual que Messi es más de medio Barcelona, este jugador hará este papel en Brasil.
Así será esta selección que aspira al hexacampeonato. Un bloque de grandes trabajadores al servicio de un objetivo: hacer feliz un país.