Un error de Akinfeev premió la voluntad coreana pero los rusos igualaron en una jugada que probó la fragilidad de sus adversarios para protegerse
18 jun 2014 . Actualizado a las 04:09 h.La juventud suele ser valiente y atrevida. Sin embargo, en el duelo entre Rusia y Corea del Sur los condicionantes para una animada velada en Cuiabá sucumbieron a las órdenes de sus precavidos entrenadores impidieron la espontaneidad en un partido que se terminaría decidiendo por los errores y que sólo se animaría en los momentos en que los jóvenes de ambos equipos se libraron de sus mordazas.
La cicatería de Capello y la bisoñez de los surcoreanos se combinaron en un inicio de partido con nervio pero sin tensión. Refugiados en sus campos, con escaso riesgo en sus acciones, la prudencia se impuso sobre las alegrías en casi una hora de partido de escasa emoción y numerosas precauciones. Los rusos, avisados por su seleccionador del peligro de los contragolpes surcoreanos, se dedicaron al toque con paciencia en ataque y a replegarse con todos sus efectivos en defensa. En el lado contrario, a pesar de situar sus pies en zonas más cercanas al corazón de sus rivales, la propia juventud de sus hombres desembocó en jugadas rápidas pero precipitadas.
Hong Myungbo decidió dar un cambio a su estrategia en la segunda parte con un muro defensivo garantizado. Los surcoreanos recibieron las instrucciones de repetir disparos lejanos que tumbaron la confianza de Ankifeev hasta que el portero ruso sucumbió a sus propios miedos en un lanzamiento de Keun-Ho que se le escapó de entre las manos y entró en la portería. En contra de lo esperado, el tanto a favor resultó el peor de los escenarios para los coreanos. Los rusos pudieron deshacerse del corsé de Capello y se lanzaron al ataque con refuerzos. Sólo seis minutos tardaron en encontrarse dentro del área de los noveles surcoreanos cuando el veterano Kerzhakov descubrió un balón suelto para anotar ante otro guardameta indeciso rodeado de muchachos sin oficio.
Después de la reacción rusa, el final del partido regresó a las tareas de dominio de los de Hung Myungbo. Pero con más voluntad que peligro los rusos se toparon con un combinado más concienciado para no permitir nuevos disparos y menos indolente en el ataque. De hecho, los de Capello se animaron en el último tramo del partido al observar los graves problemas defensivos de su rival e insistieron con andanadas postreras que apuntaron a una posible victoria sólo frenada por el escaso tiempo disponible.
Con este resultado, los rusos lograron el objetivo de Capello de no tropezar y los surcoreanos sumaron un punto ante un rival al que presentaron demasiado respeto. Ahora ambos equipos mantienen sus opciones de acceder a la siguiente fase en un grupo en el que Bélgica aparece como favorita y Argelia como el rival que dará la llave para los octavos de final.
Rusia-Corea del Sur (1-1)
Rusia: Akinfeev, Ignashevich, Glushakov (Denisov, min. 71), Kokorin, Berezutski, Shatov (Dzagoev, min. 60), Zhirkov (Kerzhakov, min. 71), Samedov, Fayzulin, Eshchenko y Kombarov
Corea del Sur: Jung, Yong Lee, Jeong-Ho (Seok-Ho, min. 72), Young-Gwon, Suk-Young, Ki Sung, Kook-Young- Ja-Cheol, Heung-Min (Bo-Kyung, min. 84), Chung-Yong y Chu-Young (Keun-Ho, min. 56)
Goles: 0-1, Keun-Ho (min. 68); 1-1, Kerzhakov (min. 74) Árbitro. Néstor Pitana (Argentina). Mostró la tarjeta amarilla a Heung-Min, Ki Sung, Shatov y Ja-Cheol
Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de la fase de grupos del grupo H del Mundial de fútbol de Brasil, disputado en el Arenal Pantanal (Cuiabá). Lleno.