Fichar a un nuevo entrenador parece, a primera vista, un problema fácil para algunos, incluso rutinario por la necesidad de completar ese grupo de futbolistas que, a la hora de cubrir una larga etapa como es la Liga, resulta indispensable.
Hay que contar en todo equipo con la presencia de una cabeza visible encargada de cuidar el orden y disciplina en el grupo, además de esa exigencia ingenua en la que se pide a los equipos ganar los partidos. Todos no los gana nadie, eso está claro, pero intentarlo es lo que exigen el porcentaje seguidores y ningún técnico puede dejar de lado la demanda. Menos todavía el presidente del club.
No olvidemos que si los marcadores no garantizan la seguridad al equipo en la tabla, al presidente se lo llevarán por delante? Y antes, al entrenador porque el fútbol no perdona. Si acaso, pasa por alto algunas situaciones pero siempre mirando de largo, aunque en corto tampoco se pierde de vista la clasificación.
La crueldad que destila el fútbol es fuerte y para resistir su exigencia no se puede desfallecer. Para que un equipo se sienta fortalecido resulta fundamental contar con un buen entrenador. En el momento de cerrar este Punto de Mira Víctor Fernández era presentado oficialmente como el elegido.