La Supercopa que se dirime esta tarde en Cardiff bien podría ser la historia de dos equilibristas en los banquillos, de distinto signo. Porque los dos han tenido que recomponer sus plantillas, pero no es igual la situación del que hace caja que la del que encaja. Sí están en pie de igualdad en una cosa: todavía pueden perder una pieza muy de su gusto, porque Alberto Moreno apunta a Liverpool y Di María a París o Manchester. Los dos se encuentran en Gales, en expectativa de destino.
Rakitic, M'bia o Marin, que participaron en la final de la UEFA ante el Benfica, ya no están. Pero los gallegos Denis Suárez y Iago Aspas han entrado con buen pie en el Pizjuán. Y Aleix Vidal es otro nombre propio que promete. Emery tiene claro el modelo y ha ido buscando las piezas adecuadas en el marco económico que le permite el club. Con Ancelotti, como ya sucedió la pasada temporada, primero están los jugadores y después la búsqueda del formato. Sabe que la clave anida en el equilibrio, en correr hacia delante y también para atrás. Y mucha de esa armonía se la dio Di María. Pero ahora también tiene a James. Menos problemas le reportará Kroos, porque Xavi Alonso está sancionado y Kedhira, otro de los del equilibrio, lleva camino de convertirse en un expediente x por su negativa a renovar.
No son pocos los matices que hacen del Madrid un equipo distinto del que ganó la Décima y del Sevilla un colectivo también diferente del que conquistó la UEFA. Y, a mayores, Iker Casillas, con sus 33 años a cuestas y un camión de títulos en el zurrón, examinándose. Son muchos los alicientes de esta Supercopa.