
Dos talleres fabrican en la zona estos objetos personalizados para hacer surf
18 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Varias playas de la comarca son el ejemplo, desde hace tiempo, de que una nueva clase de turista las visita con más frecuencia. Se trata de los caballeros de las olas, que acuden de diversas partes del mundo, España o Galicia para conquistar las crestas que mueren en las orillas de As Furnas y Río Sieira, por ejemplo. En este contexto, surgieron los artesanos de sus monturas. Se trata de Stinky Tofu Surfboard y Bowltash Surfboard, que son las marcas de dos talleres de tablas de surf que ofrecen su producto desde Xuño y Queiruga.
Las ventajas de acudir a un shaper autónomo frente a las grandes firmas comerciales son sustanciales. El consumidor tiene una relación y comunicación directa con el creador; puede conseguir lo que desee exactamente mediante la personalización y no tiene que elegir en un abanico de modelos cerrado. Además, se trata de un profesional que practica el deporte y conoce a los usuarios y la geografía en la que serán usadas sus creaciones. Y por último, el factor precio. Las artesanales rondan los 320 euros frente a los 400 euros que pueden costar las de una marca genérica. Además, estas dos empresas emplean materiales de difícil distribución en España, como la madera okume para el alma y la resina epoxi.
Alexandre Cancio-Donlebum Roca abandonó, junto a su mujer, un trabajo de funcionario en Euskadi para materializar el sueño que le transmitió su maestro australiano, Bruce, en Mundaka. Stinky Tofu Surfboard es la marca que lleva cuatro años fabricando y reparando estos artículos de mar: «No es que sea difícil aprender, es que yo sigo aprendiendo; los verdaderos maestros son los que llevan 50 años haciendo tablas», aclara antes de revelar que le llegan pedidos por Internet de Austria, Suiza y Alemania. Aún así, la producción no genera un stock amplio, ya que trabaja por pedidos y suele hacer unas 60 al año. El tiempo de fabricación de una unidad es de quince horas. A diferencia de otros productores, ofrece el método clásico de resina tintada. «La pequeña diferencia de un centímetro supone un gran cambio en maniobrabilidad para el surfista», subraya para que se entiendan los beneficios de la personalización.
Desde Queiruga
Enrique Hortas Fernández continuó el proyecto iniciado por un amigo de hacerse sus propias tablas. Así nació, en el 2008, Bowltash Surfboard. Desde entonces, no dejó de aprender observando modelos y mejorándolos. Sus tablas han surcado las aguas de Bali, Australia, México y Canarias. Varias tiendas han demandado su producto, pero por el momento solo ha surtido a tres: «Cando consolide a imaxe de marca comezaremos a falar, de momento non», puntualiza.
En su página web ofrece múltiples posibilidades de modificaciones: forma, medidas, cóncavos, terminación de la cola, pintado y vinilos. Suele concluir dos cada semana y tiene una larga lista de espera. Ahora se está volcando en trabajar para su equipo, Team de Bowltash, que integra a riders reconocidos como Manuel García, conocido como Rayto, y que está entre los mejores de la escena nacional.