La generación perdida

A. L. LUGO / LA VOZ

DEPORTES

Formados en el Emevé, se han dispersado por la geografía

31 dic 2014 . Actualizado a las 04:57 h.

Hablar de voleibol en Lugo es, en cierta medida, hablar de la familia Bouza. No obstante, ninguno de los jugadores que portan ese apellido y aún están en activo militan en el Emevé. Tras la marcha de Víctor al San José, se ha acentuado un éxodo que ha dejado al club de la ciudad de la muralla huérfano de los que, en muchas ocasiones, han sido sus referentes.

Majo Corral (hija de Ana Bouza) despuntó en el Murcia. Ahora, cumple su segunda campaña en el Charleroi belga y ha debutado en la selección absoluta. Víctor y Nuria (hijos de Jose) se han dispersado por el territorio nacional. Él milita en el San José, conjunto de la zona alta de la máxima categoría, y ella ha recalado en el Haro tras dos campañas en el Murcia. Ambos han despuntado, además, en el vóley playa. Su hermana pequeña María, a sus 11 años, ha pasado a formar parte del Volei praia Lugo.

Por último, Valal y Pablo Vidal (hijos de Coté) han labrado su destino más allá de las fronteras. Ella ha pasado por Bélgica y las Islas Cook antes de emprender una aventura con la selección nacional de Guam. Y él se ha enrolado en el Madrid después de pasar por Polonia o Hong Kong.

Ruptura con el pasado

Los seis primos Bouza coinciden en una opinión: el Emevé, el club en el que se formaron, ha cambiado. «No voy a entrar si ahora es mejor o peor, pero me gustaba más la filosofía que poseía aquel al que le dediqué tantos momentos de mi vida. Lo importante era formar personas a través del deporte, no los resultados. Éramos una gran familia», expone Majo Corral.

Valal, que se ha ganado el reconocimiento como entrenadora en la zona del Océano Pacífico, explica que «es bastante triste ver cómo ha decaído el nivel de los entrenadores de base. Antes, todos éramos adultos con título de entrenador y, la mayoría, con título universitario. Entendíamos que los mejores formadores debían estar en la base. Ahora, la cantera se ha dejado de lado y, quizás, lo que más me cuesta entender es que se haya incorporado a jugadores juveniles para reforzar el equipo de esa categoría». «Si queremos ganar y no hay gente de casa con nivel para conseguirlo, quizás haya que replantearse objetivos», agrega.

Nuria Bouza lamenta que no se ha «valorado» a la gente de la casa en el Emevé. «Nos han ido dejando marchar a todos, sin ofrecernos nada para que nos quedásemos. Ahora, el club ha tenido que fichar gente de fuera, pero invirtiendo más dinero. O han tenido que recurrir a jugadores de edades cadete y juvenil para completar la primera plantilla».

Víctor Bouza, el último en abandonar el club el pasado verano, asegura que su marcha se debió a desacuerdos con la directiva: «Me hicieron una oferta económica menor que a otros jugadores de fuera, a pesar de también estaba haciendo labores de entrenador y que conmigo no necesitaban pagar alojamiento o comida. Ahora, al ver los resultados y los problemas internos que padecen, no me arrepiento en absoluto de haberme ido a un equipo mejor».

Pablo Vidal, Piti, coincide con su primo Víctor: «Considero un grave error que un club, pese a decir que atraviesa problemas económicos, se dedique a fichar jugadores de fuera. Ahora, solo hay un lucense titular en el equipo masculino. En los últimos años han cambiado el discurso de ?jugadores de cantera? por ?jugadores de cantera gallega?. ¿Acaso significa eso que ya no tienen lucenses para nutrir el equipo sénior?» «La cuestión económica no siempre es un problema insalvable. Yo juego en el equipo con el presupuesto más bajo de la Superliga, pero nuestro esfuerzo y compromiso nos ha situado por encima de clubes con mejor situación económica», reflexiona.

Futuro lejos

A corto plazo, ninguno de los primos Bouza se plantea regresar al Emevé. Creen que esa etapa ya ha pasado.

Cuestionados sobre si piensan volver a Lugo, coinciden en una cosa: todo tendría que cambiar mucho. «No se trata de tener a nuestros padres en la directiva como en el pasado, ni mucho menos, pues tampoco creemos que un cambio directivo sea negativo. Pero lo que no debe cambiar nunca son los valores del club; su visión del voleibol y de lo que es importante. Eso se ha perdido completamente», comentan.

Eso sí, no cierran las puertas de todo. «Si algún día el club volviera a trabajar como antes, con gente de Lugo y con pasión», todos ellos estarían dispuestos a implicarse y ayudar. Pero, en estos momentos, es algo «implanteable» para los seis primos Bouza.