Galicia vuela con el ultimate frisbee

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

El deporte del disco volador se consolida con medio centenar de practicantes en los dos equipos gallegos, el Polbo de A Coruña y Xabaríns de Santiago

18 mar 2015 . Actualizado a las 22:53 h.

La Jumeirah Beach Residence de Dubai viene de acoger hace solo unos días el Mundial. Con presencia en ochenta países, supera con creces al fútbol en Estados Unidos, donde se han registrado casi seis de los ochenta millones de practicantes que hay en todo el mundo. Medio centenar de ellos, en Galicia, agrupados en los dos equipos consolidados: el Polbo Coruña y el Xabaríns de Santiago, ambos en la Segunda División española. Es el ultimate frisbee, el deporte del disco volador.

Los coruñeses fueron pioneros hace tres años al formalizar la práctica del ultimate con la creación del Polbo. Pedro Marcote formaba parte del grupo scout Nyeri, junto con Jacobo de Nieves, Xian Naya, Jonathan Casal y los monitores Ricardo y Miguel Vázquez. «Entonces jugábamos a algo parecido al ultimate, pero sin saber ni que existía», recuerda Marcote. «Hasta que un señor canadiense que nos veía jugar en la playa del Orzán y lo había practicado nos animó a crear un club. Así lo hicimos, tras ponernos en contacto con otros clubes», añade.

El crecimiento de este deporte en España, donde llegó hace unos 17 años, ha sido exponencial. El aumento de equipos ha obligado a la asociación de clubes a organizar las competiciones en dos categorías, Primera y Segunda (en breve, el Polbo luchará en Madrid por el ascenso), con una decena de equipos cada una. Además, existen cuatro campeonatos estatales (en hierba y playa, modalidad open y coed). Además, están los torneos. En los denominados Hat, los jugadores acuden individualmente y un sorteo forma los equipos. Estados Unidos, por ejemplo, hay dos Ligas semiprofesionales, la MLU y la AUDL.

La pontevedresa Rocío Otero ya conocía el deporte del disco volador de su estancia en Tenerife y en Girona. «Alí non xogaba porque é un deporte moi esixente debido ós cambios de ritmo», explica. Pero cuando se mudó a Santiago, fundó el Xabaríns. El paso intermedio, al abrigo de la universidad, fue traumático. «Cando falabamos deste deporte, chegáronnos a dicir que nos faltaba o can correndo tralo disco. Incluso no tuiter da universidade se burlaron de nós. Incrible», lamenta Rocío. Ya con el Xabaríns, el ultimate tomó impulso gracias a la presencia de docentes extranjeros que ya lo conocían de sus países de origen. Coincide con Pedro Marcote en que ya no cabe un retroceso. Solo crecimiento.

Uno de los pilares del ultimate frisbee es el llamado espíritu del juego. La ausencia de árbitro es su expresión máxima. Las infracciones se señalan por consenso. Cuando no lo hay, se anula la jugada entera (contest). Nunca se genera polémica. «La profesionalización hace mella en la esencia del juego, al incluir al observador. Además, un tercer tiempo y la obligación de valorar el espíritu del juego del rival, añaden valor añadido al ultimate y lo convierten en un modo de vida por los valores que representa, también en términos de igualdad con los equipos mixtos», concluye Pedro Marcote.